domingo, 4 de julio de 2010
TIM BURTON EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS- fallidas
“E intentó imaginar qué ocurría con la llama de una vela, cuando la vela estaba apagada, pues no podía recordar haber visto nunca una cosa así” Lewis Carroll.
¿Es Burton el director idóneo para la nueva versión de Alicia en el País de las Maravillas? No sólo eso: él nació para dirigirla. Nacido en 1958 y empleado desde 1979 como animador en los Estudios Disney, donde hizo sus primeros cortometrajes –como el extraordinario Frankenweenie, que delataba su amor por Vincent Price y los Estudios Hammer-, hasta debutar en el cine industrial con su largometraje La Gran Aventura de Pee Wee, que lo llevó a su revisión de los fantasmas reggaes de Beetlejuice (protagonizada por su primer alter ego Michael Keaton) y el cuento de hadas perverso gótico dark El joven Manos de Tijera (con su segundo y más consolidado alter ego Johnny Depp).
Con Keaton revisará también el cómic de Batman convirtiéndola en un trabajo sofisticado, oscuro y operístico sin malos ni buenos: puro monstruo fascinante. Con Depp emprenderá las revisiones de la biografía del peor director del cine Ed Wood, de la novela ya filmada Charlie y la Fábrica de Chocolate, del clásico cuento El jinete sin cabeza, de la obra musical Sweeney Todd y ahora de la múltiplemente filmada obra de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas. Sin ellos, revisará y construirá las siguientes obras que ocupan lugar ya entre los mayores exponentes del posmodernismo el cine: Marcianos al ataque y El Planeta de los Simios.
Rara vez un artista llega a mimetizarse con sus personajes fantásticos, pero Tim Burton, el extraordinario director de cine fantástico, es un vivo ejemplo. Solamente miremos al dibujo que acompaña su poemario El Chico Ostra. O El Joven Manos de Tijera, o imaginémoslo un viejo Albert Finney en El Gran Pez o cualquier otra de sus creaciones cinematográficas. “Siempre me han gustado los monstruos, incluso de niño. Me sentía igual que ellos, malentendido y al margen de la sociedad. Siempre me han emocionado los marginados, sobre todos a los que creemos malignos cuando no lo son en realidad. Son personajes amables e interesantísimos” .
Una cabeza que parece explotar de ideas, una mirada triste y un defecto físico o emocional. Lo suficiente para convertir en paria a un joven –como Manos de Tijera o PeeWee- que viva en el mundo fantástico de Burton, donde la “normalidad” social se caricaturiza a un extremo tal que exhibe al desnudo, el alma retorcida, discriminadora y hueca de la ideología americana y sus rémoras.
Y si esta sociedad no aparece –como en Batman o Charlie y La Fábrica de Chocolates- , entonces el filme se vuelve una exposición de monstruos que luchan entre ellos por alcanzar un triunfo equiparable a la nada, y un paseo por oscuridades insondables de las que surgen ya sea por resurrección o accidente terrorífico.
Spielberg padece una enfermedad que le impide distinguir si una persona está bromeando con él o no ¿Es Burton un Spielberg dark? No lo creo. El humor negro que maneja Burton en sus filmes se encuentra más del lado de Buñuel. Walt Disney se empeñaba en hacer de sus villanos una referencia pesadillesca para los niños que asistían a su filmes, los que adoraban asustarse. ¿Son los monstruos de Burton, una reelaboración de fábulas y cuentos antiguos? Sí, pero los añade un elemento surrealista que proviene de nuestro interior, al que no sentimos como una amenaza externa, sino como una prolongación de nuestro lado oscuro: nuestros deseos y ansiedades. Menos hermético y subyugante que Disney, pero más humano.
Presidente del Jurado este año en el Festival de Cannes, Burton ha sido objeto de la crítica de James Cameron respecto a su negativa de usar las cámara 3D, que este último co-creo para filmar Avatar. Pero dada la maestría visual y el virtuosismo pictórico de Burton en toda su carrera, yo dudo que sus intervenciones sobre el filme ya editado sean algo menos que extraordinario.
Post scriptum: La película fue un error de los grandes –a veces destino no es gloria- sólo salvada por ciertas anotaciones feministas de su guionista y la interpretación magnífica de Helena Bonham Carter. Visualmente es impresionante y pudo salvarse de los cuestionamientos de Cameron. Johnny Depp estuvo repelente.
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