martes, 13 de julio de 2010
JARDINS EN AUTOMNE DE OTAR IOSSELIANI
El destino de los sistemas políticos es circular y reversible: la historia de una pareja frívola y corrupta en el medio de la política es madera para una mirada satírica demoledora tanto en la realidad social como en el mejor cine contemporáneo: Vincent es un ministro poderoso que pasa sus días en visitas absurdas por las provincias francesas en las que igual intercambia tucanes de la paz por rifles, visita exposiciones de vacas lecheras, o come con los parlamentarios acompañado de su asesora de imagen, una bella vulgaraza venida a más, fanática de la venta callejera de pieles y el consumismo de muy cuestionable gusto.
Rodeado de burocracia, guardaespaldas, lamebotas y leopardos por igual, un día Vincent es desalojado de su palacete debido a una escandalosa huelga –bastante manipulada- y el desmantelamiento posterior de su oficina y su residencia es tan desolador, como demostrativo desternillante de toda la incompetencia, el clasismo y la corrupción que le rodea. Sin dinero ni poder, Vincent es abandonado por sus mujeres –su esposa, que odia sus regalos de pieles italianas y su madre, que a veces se siente caballo- y cuando regresa su viejo departamento, descubre que éste ha sido habitado ilegalmente por inmigrantes negros! Mientras tanto, el nuevo ministro habrá de pasar por el mismo itinerario en ruta a su próxima sustitución…
Otar Iosseliani es el maestro actual de la comedia crítica, inteligente e incisiva proveniente de los dictados de los grandes maestros del humor social- Jacques Tati, los Marx, Buster Keaton, Chaplin y tantos más- claro está, a través de otro registro y con excepcionales virtudes propias. Nacido en Georgia, su obra es casi desconocida en México (su maravilloso “Lunes por la mañana” se presentó en el primer FICCO) a pesar de la cantidad abundante de premios que han merecido sus sofisticadísimas comedias anteriores, en festivales como el de Venecia y el de Berlín. Pero ciertamente sus filmes tocan un punto en común con las realidades postrevolucionaria y actuales de varios países, incluido México: es imposible no comparar el desmantelamiento de la oficina de Vincent, sin recordar los cambios de retratos en la obra maestra mexicana de los 30s “El compadre Mendoza” de Fernando de Fuentes, por no hablar de nuestro reciente cambio sexenal de gabinete.
Formalmente, el humor doloroso de Iosseliani se filma con sus protagonistas únicos y caracterizados casi hasta la caricatura (inolvidable Michel Piccoli, actor de las últimas películas enloquecidas de Buñuel, aquí personificando a la madre del protagonista); y con planos en tomas abiertas o medias de gran movilidad, que nos permiten apreciar la fisicalidad de las actores, instruyéndonos de paso respecto a sus estados de ánimo y subrayando las nociones de absurdo y decadencia por las que deambulan. “Jardins en automne” se resuelve también tanto en escenarios de colores elegantes y equilibrados, como en otros arrancados de la realidad para formar siempre contrapuntos visuales por los que habrán de aparecer, discordantes y efectivos, una comedia deliciosa y disparatada –aunque implosiva- sobre la mesura general de unos personajes feroces.
Sin condescender en lo absoluto en su afán por criticar a los sistemas políticos, y sin caer en las mañas clasistas y cobardes de las recientes -y chafas- comedias políticas que hemos podido ver, este es filme es ciertamente una de las joyas más disfrutables de este Festival.
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