Elisabeth Badinter, filósofa francesa posestructuralista, estimuló los cuadrados y rencorosos estudios feministas sobre la masculinidad con un libro que se escapa por nada de ser calificado así: “XY la identidad masculina”. Es el mismo, el que sirve para comentar el nuevo cortometraje “Diary of a married man” del fascinante documentalista ruso-americano Lech Kowalski, mismo que a su vez, acaba por hacer estallar sus páginas.
Badinter arguye que el género masculino es el género del silencio: en este cortometraje, un audacísimo chapuzón en la mente de un hombre y su manejo de la sexualidad filmado como un porno documental post punk con reminiscencias de la extraordinaria cinta sadomaso “Maitresse” de Barbet Schroeder, su protagonista navega en palabras por la aburrida descripción de su vida, hasta encallar en los silencios de su vida sexual en la que es sometido por una prostituta sádica que lo hace abismarse en distintas prácticas, eso antes de buscar un escape en un solitario páramo nevado.
Los silencios bajo los que se construye la masculinidad de acuerdo a Badinter son “no soy niño, no soy homosexual, no soy mujer,” y filmado en tres actos claramente divididos bajo una óptica casi clínica, masculina y sin concesiones (labor comentada, sesión sodomita, vacío onanista), el cortometraje de Kowalski se enfrenta a cada uno de estos corolarios, revirtiéndolos, subvirtiéndolos y vaciándolos de significado con el poder de su cámara.
Con su doloroso interés por mostrar el lado oscuro del hombre contemporáneo y la maquinaria social ante la que se enfrenta (sea el sexo, las drogas o el rock), algunos críticos consideran a Kowalski (quien ganó merecidísimamente el galardón por Mejor Documental en nuestro FICCO del año anterior) como una respuesta americana y underground al genio de la cinematografía alemana Werner Herzog: en esta historia de un hombre solo ante la enormidad del sexo, el peso de sus fantasías sexuales es lo que se hundirá dentro de nuestro corazón.
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