Un blog independiente por opinión, irreverente y apasionado, realista y soñador,
escrito por Arturo Castelán,
Fundador de Mix México: Festival de Diversidad Sexual en Cine y Video

martes, 6 de julio de 2010

NO ME AMAS ¿VERDAD? (Invertido Parte Dos)



"No me amas ¿verdad?". "Sí. Mmmh. O sea no..." Pienso "Amo lo que hacemos y a veces siento que me gustaría conocerte un poco más, pero no creo que sea el momento adecuado". No hay momento adecuado. Deja tres botones de mi camisa sin desabrochar.

Es tan joven y risueño. La piel le brilla tanto. Una mueca de tristeza plástica que esconde en las sombras de la habitación. Tiene la forma de sus párpados hacia abajo y las esquinas de su boca hacia arriba. Es alto y sus frenos brillan estériles. Como sus ojos.

Ya no sonríe.

Contó en mi cara tres lunares y no se dió cuenta que perdí la erección al pensar en las manchas que pronto aterrizarán en mi cuerpo.

Al retornar a la discoteca, los tres botones sin abrochar destellan a un lado de la hebilla de mi cinturón. Un chico me mira el
ombligo y adivina mis nalgas cubiertas de vello. Le sonrío al bartender que me reconoce instalando una cerveza frente a mi.

La luz roja gira con otros tonos siguiéndole en un platillo que no para de moverse. Me inspira. Tres chicos bailan solos en la
pista. Ahora sólo quedan dos.

Fabián me mira envuelto en una danza propia que disuelve su columna. La nariz de un hombre te da la forma de su pene. Me
pregunto si la curva del mismo será hacia arriba o abajo. Sus dedos son largos.

El glande se le esconde entre los pliegues alrededor de su ombligo cuando lo penetro. Me mira hacerlo y pierde la expresión.
Siento que lo rompo. Un músculo perdió su tensión. Estoy adentro. Fabián no recobra su espíritu. Me muevo a los lados. No dejo que ninguno de los tres dedos se salga de mi ano. La mano. ¿Ramón dijo que se llama? me hace sentir completo. Nada como los dedos. Un pene suele salirse. No sólo acomodarse el prepucio sino el condón también.

Ver el cuerpo casi inerte de Fabián me hace pensar en viejas películas porno.

Dolor, la nostalgia. ¿Ramón? me penetra y golpea con su pubis. Yo: abierto en flor, luego cerrado como ostra. Fabian y él son tan delgados. Me lastiman nuestros huesos. El ano me chorrea. Ramón es tan húmedo: suda, babea, llora. Fabián sangra. "Nunca me lo habían hecho". "En trío". "Límpiate, tonta".

"¿No vienes?...¿A qué te quedas?" No respondo. "¿Sabes que te van a decir las cuatro paredes de tu habitación cuando llegues?... Sooola. ¿Y por qué estás sola? Por feeeaa". Hubo un tiempo que cuando escuchaba eso me daban ganas de partirle la madre a quien lo dijera. Ya no.

Ramón y Fabián me dejan sus clínex. Mi cuarto es un asco. Oigo la puerta que se cierra. I'm fucking beautiful. Huele a ellos. Mi
abuela me dice que uno debe dormir si siente feliz. "Nadie podrá robarte ese sentimiento". Yo sólo quiero cerrar los ojos y sentir caricias que se prolonguen hasta volverme sordo a los lamentos de mi habitación.

Nada. God, I love myself.

*

Javier es lindo. Iba con Fabián y Ramón. Tampoco fuma mota. "Una no importa. Pero los niños, hay que pensar en los niños"
jotea y lo amo. "Tonta cara de hombre" le dice Ramón. Su miedo de que aparezca una patrulla. Lo amo por llevar los churros. Por invitarme. Fabián ya está drogado. Cree que es el té en combinación con el pasto que le dieron. Lo amo. Carta de Javier. Denny me pregunta quién es él. No lo merece.



*

"No me amas ¿verdad?" Nunca me escuchas. "Sí. Mmmh. O sea no..." O sea ¿mejor te parto la madre? Pienso. Presumido imbécil. "Amo lo que hacemos. No me conoces en la cama, aún no. y a veces siento. mientes. que me gustaría conocerte un poco más, no hay nada qué conocer, no soy tan importante. pero no creo que sea el momento adecuado". No hay momento adecuado. ¿Cómo te atreves a derrotarme y tomar una decisión que debe ser de dos? Deja tres botones de mi camisa sin desabrochar. Eres anal.

Es tan joven y risueño. La piel le brilla tanto. Descripción. Una mueca de tristeza plástica que esconde en las sombras de la
habitación. No por tí. Por mí. Por desear tanto tener a alguien. Por urgido. Tiene la forma de sus párpados hacia abajo y las
esquinas de su boca hacia arriba. Es alto y sus frenos brillan estériles. Como sus ojos. Te dije: "quiero estudiar cine algún día".

¿Recuerdas eso? ¿Mi discurso sobre la mirada? ¿Eso que escribiste de mis ojos es una maldición? Aparte de amarme quiero que alguien crea en mi. Ya no sonríe.

Contó en mi cara tres lunares y no se dió cuenta que perdí la erección al pensar en las manchas que pronto aterrizarán en mi
cuerpo. ¿Te diste cuenta que no sé usar un condón? No recuerdo si le soplé. Escuché un plaff cuando estaba dentro de ti. Se rompió. Me vine en tu ano. Te da asco ver tu mierda o no sé por que no volteaste a verme el pito con el condón roto ahí anudado. Sé que tienes sida. Y sé que hay drogas que van a evitar que te mueras. Y ya no hay más pretextos. Hijo de puta. ¿Por qué no me amas? ¿No te das cuenta que si yo me quedo contigo los dos podremos hacer algo, hacer cine y té siempre serás mi protagonista?

Te convengo. Hasta por conveniencia deberías hacerlo. He hablado con todos de ti. Todos te quieren conocer y se que te van a
adorar porque me ven feliz y todos saben que soy una buena persona y que merezco algo maravilloso. Y quizá no crean que tú lo eres. Pero yo lo sé. Ven. Necesito contarte un sueño sobre un cuento que leí de Inés Arredondo. ¿Te acuerdas que te lo conté?

Quiero encajarte mis brackets... otra vez. Háblame. Javier.



*

"¿Cómo agarraste mi novela?" Se sienta. Sus pantalones anchos con rayas a los lados. "Te fuiste sin cerrar. Tu computadora es
una 2.86... Puedo prestarte la mía, si la necesitas" Pensó decir darte. Lo sé. ¿Por qué me ama tanto? "Lo que escribes no es una
novela. Es tu diario, ¿verdad?" No hay diferencia. "¿Fabían y..." " `¿Ramón?' Se llama Ramón". "No lo leyeron". "No".

El rostro de Javier es tan sincero. Puedo verlo envejecer ante mis ojos y no aterrarme ante la idea. Puedo morir y haberlo visto envejecer. "Tampoco los amas". Me punza su vista. Es como ver la mirada de todos los demás. Sólo que por vez primera. Me pone la palma de su mano sobre mi pene. Sabe que se dirige hacia la izquierda. Sigue su forma. Lo saca. Y su boca no es mi ideal. Pero me gusta. Su cabello sólido de gel. La sonrisa. Lo escucho jotear y a Ramón contestarle "tonta cara de hombre". Carcajada de adulto que estrena voz. No siento más que su lengua en el glande. Con su mano intenta liquidarme. Hacerme líquido. Efectivo. Pero lo veo más alto que yo. Y sé que no ha notado nuestras estaturas. Cree que mido más. Y baila como Dios. Y sus caderas. Lo penetro.



*

Al retornar a la discoteca, los tres botones sin abrochar destellan a un lado de la hebilla de mi cinturón. Sebastián no tiene cintura, pero al borde de cada hueso hay una región de piel tensa que engaña a la vista y crea figuras con la luz. En mis manos se siente como pan de hojaldre untado con mantequilla. Un chico me mira el ombligo y adivina mis nalgas cubiertas de vello. Su vello está como peinado hacia dentro, en dirección a una cueva que me recibe siempre húmeda y tan caliente como el paladar. Mis dedos son largos y serpentean hasta enredarse en los pelillos vírgenes a la luz. Cuando soplo sobre ellos se rizan y mi saliva no es suficiente como para tenerlos detenidos mientras juego en la región más tersa de su cuerpo, rosada, húmeda y fragil. Tan lista para romperse. Le sonrío al bartender que me reconoce instalando una cerveza frente a mi. No necesito alcohol para poder recibir su glande. Siempre me penetra de forma violenta, hasta el fondo y mil navajas dan vueltas alrededor de mi garganta que no grita. Respirar no se siente del mismo modo, el aire me es ajeno.

La luz roja gira con otros tonos siguiéndole en un platillo que no para de moverse. No sé hacerlo. A veces muevo los caderas a los lados y en círculo, lo que parece le gusta. Y aún con el ardor que me causa, lo aprieto con mi esfínter y con mis nalgas, sólo
relajándome cuando adivino que estoy a punto de expulsarlo y de nuevo entra y me pierdo cuando su pubis peludo me golpea, cuando su pecho se vuelve reclinatorio para mi espalda y cuando dos colmillos me desgarran el lóbulo de la oreja después de escuchar su órden: Mastúrbate. Me inspira. Sólo siento que ha eyaculado una vez que su esperma fresco corre entre mis muslos.

Tres chicos bailan solos en la pista. No reconozco su orgasmo... ¿Será eso una señal? Ahora sólo quedan dos. Me vengo de un chorro.



*

"¿Siempre lo lanzas tan alto?" le pregunto. Su orgasmo fuera de mi cuerpo me recuerda a las fuentes de estatuas infantiles que orinan. Discutimos las trayectorias del semen. En el suelo, el mío se ha quedado batido. No piensa limpiarlo. Quiere verlo seco. Luego quitarlo con espátula y meterlo a un sobre.

¿Lo obligo? a que me la mame otra vez. Hago que se trague mi venida. Luego noto que cada acto que yo haga, por lejano, absurdo o infantil que sea, hará que se enamore más de mi. Es un sentimiento agradable. Cálido. Color naranja. Quiero conocer a sus padres. Que cante canciones de Alaska. Mi novio es un zombie. Me recita trozos de mi texto en el diario. Debería dejar de escribir. Javier = sentir como si no tuviera otra opción. Ni tú ni nadie, nadie, puede cambiarme.



*

Dolor, la nostalgia. ¿De qué? ¿De quién? ¿Por qué no me hablas? ¿Por qué no eres más específico? Sé que me tienes miedo pero es absurdo que temas, que creas que un chiquillo de mi edad te pueda ayudar -pero también haces bien porque yo sí te podría ayudar, porque siempre he sido más listo y siempre me educaron entre adultos y doy y tengo opiniones sobre todos y si tan sólo me hicieras caso por lo menos alguna vez en tu vida, podrías empezar a sentir y dejar de ser tan oscuro en tus anotaciones y entonces cegarme con tus escritos y yo sin poder decirte nada por lo difícil que sería leer tu verdad. Y vivirla también. Al mismo tiempo. ¿Ramón? me penetra y golpea con su pubis. Rasurado. Me lo voy a rasurar como él, como triángulo rosa de nazi, de la playera negra que usa en sus marchas y en las discos cuando no sale con nadie. Yo: abierto en flor, luego cerrado como ostra. Yo: duro hasta estrangularme con la fimosis, luego el pellejo como hilacho. Fabián y él son tan delgados. Tienen sida, pendejo y te van a pasar sus cepas para volverte catálogo de enfermedades. Yo rentándote a los médicos a cambio de protocolos. Me lastiman nuestros huesos. En el panteón. En el paraíso no existe el dolor. El ano me chorrea. De mi semen y de tus lágrimas que no salen más que por ahí. Ramón es tan húmedo: suda, babea, llora. Y sangro. Fabián sangra. Yo también sangro. "Nunca me lo habían hecho". "En trío". "Límpiate, tonta". Sangren todos, sangremos.



*

Mi agenda está llena de nombres, teléfonos y direcciones. Todos son de trabajo. Sólo seis son de amigos. Sólo tres de ex-novios. Uno del hombre al que ya no amo. Y agrego con temor el de Javier. Superstición nada más. No soy feliz con ninguno de los que tengo anotado. No soy feliz, a secas.

La tarde está muerta. Llega Ramón. En una tienda de discos se escucha lo de The New Radicals. Deny muere por el soundtrack de Austin Powers, mais que nada. Miro a un chico menos alto que yo escuchando por los audífonos alguna melodía. Son los de la entrada: nada que yo me pondría en las orejas. Piel clara, mirada oscura, delicado, no se mueve. Sólo me mira. Se lo señalo a
Ramón con una ubicación basada en las manecillas de un reloj imaginario. "Mira a las tres de las tarde tuyas". Lo hace: "Tiene
cara de "deja de estar viéndome" ". Le digo que si así fuera estaría volteando a otro lado. Mientras hablo con él, le sonrío al chico. Él sólo me mira. Tiene dieciséis años. Aunque ahora todos los adultos tienen cara de adolescentes. Pero no conoce mucha gente gay.

Eso seguro.

Si fuera buen fisonomista, en la noche podría soñar con él. Lo amo aún sin rostro. Amo cómo me hace sentir. Comemos. Luna
llena, dos días antes de quincena.



*

A un chico le meten la mano. Eso en el libro que estaba leyendo. Página 47. Le dicen que se siente tan suave por dentro. A mi me gusta dedear, hacerlos venir con mi dedo dentro. En especial a Javier porque está muy justo y su piel se siente tibia, rosada. Puedo ver el color de su interior con sólo tocarlo. Cierro los ojos. Lo único que veo es rosa. Me excito. Salgo del metro. Y luego el dolor del cansancio en los brazos y la aspirina nocturna. Nadie nota mi erección. Camino rápido al antro. Es noche. No veo a nadie, imagino a Javier en cuatro patas. Agachado. Su espalda dibujada en surcos. La espina un canal. Muevo las manos, el aire es húmedo. Un dedo recorre el vacio sobre su columna. Como si estuviera muerto. No siento su calor. Le metería la mano izquierda para acariciar sus hermosas nalgas ¿Le dolerá más? No soy zurdo. Quizá sea más torpe con la mano izquierda.

¿Necesitaré ser ágil con el puño en su interior? ¿Lo dañaría al intentarlo con la otra mano? ¿Notaría la diferencia? Ramón usa novocaína en el culo antes de irse a los baños. Mi mano derecha es más ágil (pero no voy a abrirla dentro, no quiero dañarlo). Sólo lo sentiría donde nadie más. Y creería tocar su corazón. Y lo sanaría si deveras se encuentra roto. Y luego dejarlo ir. Sin mí. Sin rabia ni odio también. O tampoco.



*

Mario anuncia: - La conjura de los sordos.

Los sordos entran vestidos de Super Jeans.

- Tonta cara de hombre. Ese es el que me gusta -señala Mario a Moisés, un chico con cara de adulto del club de sordomudos que aparecen en todos los antros. Son como espías en la casa del amor ruidoso. Bailan de acuerdo a la vibración del piso.
Sienten el sonido y luego nos burlamos de que no pueden emitir sonido con la garganta. Mario dice que sí. En la cama. Que murmuran algún ruido. Me daría curiosidad oirlo sin estar cogiéndome a ninguno. ¿Qué tal si el sonido es horrible? Me excita pensar que sienten más. Su tacto.

No quisiera tocarlos: ese es el desnivel que me preocupa. El de los cuerpos. Ya existe un desequilibrio bastante fuerte entre los
sentimientos. No necesito el de los sentidos. Y menos de unos sordomudos closeteros. Ramón dice que uno de los ex-novios de ellos le hablo a los papás de todos para decirles que eran gays. Ninguno de ellos lo aceptó. Los padres felices. Ellos puteando como siempre. Por lo menos alguien les quitó el habla y no insultan jotitos en la calle.

¿Oirán lo que uno oye cuando algo duele? Oímos una patada, la sangre que hunde los tímpanos y no se cuenatas telillas cayendo una sobre otra hasta dejarme sordo. No escucho por el lado derecho. Ayer quise escuchar lo que Javier me confesaba en secreto. Pero no quize decirle que me patearon hasta dejarme sordo. Por puto. De niño. Nadie lo sabe. Quise decírselo. Pero analiza demasiado y no quiero saber el modo en que me marcó el accidente. No quiero oírlo. Quiero ver rosa.

- ¿Y Javier?
- No se si venga.
- Oye, esa canción es para ellos.

Tonta, ciega, sordomuda.

- Me siento insultada -dice Ramón. - ¿Cómo que las tontas estamos en la misma categoría de las ciegas y las sordas?

Mario se le va encima fingiendo ahorcarlo. Ramón es hermoso cuando parece bebé. Cerveza un trago. Rosa. ¿Por qué no hay
cerveza rosa? Sidra el resto del año. Y una muñequita vestida de rosa en su moto rosa en la máquina tragamonedas, en vez de los güeyes esos que se matan a madrazos.



*

Mensaje 8
From careaga@servidor.unam.mx Thu Nov 26 16:20:19 1998
To: (Recipient list suppressed)


>"Thanks partly to the flock of posturing Hollywood personalities
>who swooped in on the case, [Matthew] Shepard's death was
>immediately transmogrified into a moral parable of sweet, saintly
>gay boy set upon by bigoted thugs and crucified for his
>homosexuality. But the truth seems to be (from the scanty
>evidence thus far) that Shepard was attracted to his assailants
>because they were thugs. Does anyone really believe that Shepard,
>educated in Switzerland, thought those two, barely literate
>hoodlums were gay or that he left the bar with them for cozy tea
>and conversation? It used to be called 'rough trade' -- the
>dangerous, centuries-old practice of gay men picking up grimy,
>testosterone-packed straight or semi-straight toughs, sometimes
>moonlighting as hustlers. Before Stonewall, urban newspaper
>obituaries were coded for such typical scenarios as 'the 49-year-
>old unmarried antiques dealer was found bound and gagged in his
>ransacked, lavishly furnished apartment.'"
>
>--Writer Camille Paglia in her Oct. 28 Salon magazine column.

Correo?

d

Mensaje borrado. No hay más mensajes.

Correo?

q

adios

q

Me gusta el sonido del Internet cuando se apaga y el modo en que termina una vez que desconecto la compu, pensando en dañar un día al servidor. Cada día es más cara la madresta. Pero me encanta. Cuando encuentre otro servidor más barato, voy a dejar a éstos sin pagarles. Y a ver cómo me cobran. Total, yo aquí no vivo.

Mi abuela me dice que uno debe dormir si siente feliz.
"Nadie podrá robarte ese sentimiento".
Yo sólo quiero cerrar los ojos y sentir caricias que se prolonguen hasta volverme sordo a los lamentos de mi habitación.



*

Un correo de Javier. Equivocado. ¿?

Mensaje 3
From iknowhatudoin@hotmail.com Thu Nov 26 22:15:38 1998
To: ultra999violet@yahoo.com

Charo querida,
si el precioso munneco que estaba contigo el dia que me llevaste
tu video al cine, no era tu novio, entonces te voy a odiar toda la
vida por no haberle dicho que soy soltero y deseante...
antes de que te enteres debo informarte que soy un puto marca
mayor. como que trato de dividir lo que es el cuerpo del
alma. y eso ha mejorado mi numero de encuentros sexuales (nada mas
he tenido un novio pintacuernos en dos años!) sin embargo tengo el
problema de que yo creo vinculos con el cuerpo, como que traigo el
alma adherida a los poros y puedo decirte que solo de uno o dos
hombres NO me he enamorado antes o despues de coger. Incluso
recuerdo a un chavo de un cuarto oscuro al que nunca le vi la cara
ni hablamos ni nada, pero esa noche yo estaba como deprimido
porque nadie me pelaba, y el no lo sabia, pero noto que estaba
triste y me abrazo y luego me volvio a buscar y me beso y tuvimos
sexo y ya. pero hubo algo significativo esa vez que no puedo
describir. vinculo, le llamo. y rezo por ellos todas las veces que
puedo...
el chico con el que salí del cuarto oscuro se llama sebastian. y
ya no se que hacer para que se de cuenta que lo amo, y que yo soy
el chico que le conviene -para bien y para mal.
ah, pero que profundos nos vimos, y eso que hablamos de gargantas,
verdad?

besos!!!!

javier.


El buga.

Quedé de hablarle a Javier. Pero ya es tarde. Mañana mejor.



*

- ¿Se encuentra Javier?
- Él habla, ¿quién es?
- Tu conciencia.
- Mmmh… ¿Sebastián?
- ¡!! Hey.

(Me quiero dormir, me quiero dormir, me quiero dormir...!)

2 comentarios:

  1. ¿Debería dedicárselo a Mario Arteaga, testigo?

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  2. Escrito en el 98/99. Más registro que ficción, pero en el recuerdo, ya todo es mentira.

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