Es 14 de febrero y una vieja actriz (Shirley MacLaine prestando su historia cinematográfica) despierta con ganas de decir la verdad sobre su idolizada relación matrimonial. Otra más (Julia Roberts en reprise de su papel altmaniano de Pret-a-Poter) se rebana el seso en un avión, imaginando la razón por la que su encantador compañero de viaje (Bradley Cooper instalado soberbiamente en Rock Hudson) se siente galvanizado por el amor. Un florista (Ashton Kutcher con su última manía de sub-actuar y llevar el pantalón a media nalga) arranca el día ofreciéndole matrimonio a su novia (Jessica Alba desteñida) para luego vivir en la desazón de su respuesta y una duda en cuanto a revelarle o no a su mejor amiga (Jennifer Garner, soberbia como acostumbra), la verdad que acabaría por destrozar su corazón (Patrick Dempsey). Un jugador de fútbol americano (Eric Hot Dane) ve deshacerse su vida profesional y encuentra su razón para seguir adelante en la verdad del amor, ante el histerismo de su agente (diosa Queen Latifah) con secretaria trabajadora (Anne Hathaway en reprise obsceno de su papel en El diablo viste a la moda) de las hot-lines que acaba de encontrar el amor (Topher Grace lanzado aquí como símbolo sexual geek), y de un locutor de noticias deportivas (Jamie Foxx) que es enviado a hacer un reportaje sobre el día de San Valentín.
Agréguese a todo esto amor de madre, amor pueril, amor infantil, la locura de la mercadotecnia del día (flores, tarjetas, llamadas eróticas, hoteles, aeropuertos, exhibiciones de cine al aire libre y restaurantes atiborrados, fiesta de Odio San Valentín) y al dios moreno Taylor Lautner (con su insípida ex ganadora del Grammy Taylor Swift) haciendo piruetas olímpicas, y ahí tienen una receta infalible para Garry Marshall, quien mantiene desde hace mucho un romance sostenido con la taquilla y los públicos mayoritarios: estamos hablando de su película Día de los enamorados.
Actor, director, productor y también el lanzador de estrellas refulgentes (como Julia Roberts a quien presentó en Mujer Bonita, Matt Dillon en Flamingo Kid, o Anne Hathaway con El diario de la princesa), es también un gran domador de primeras actrices (Bette Midler en Eternamente Amigas, Jane Fonda en Las reglas de la casa) y actores (Al Pacino en Frankie y Johnny, Richard Gere en Mujer Bonita), Marshall es la opción número uno siempre para un melodrama romántico, amable y efectivo: un producto hollywoodense sin rubor.
Puntos importantes de esta peli:
Ashton con el pantalón a media nalga y playera nauseabundamente rosa (para una mejor visión de su trasero, renten SPREAD).
Topher Grace con demasiado tiempo en pantalla sin camisa (como la playera antes mencionada).
La Hathaway en reprise descarado de sus manías del diablo viste a la moda.
Un guapísimo Bradley Cooper -y con su aparición, George Clooney ha encontrado un magnífico sustituto.
Dane Cooper -yum!- fuera del clóset.
Y... LAST BUT NOT LEAST... Taylor Lautner.
A diferencia de la sofisticación fallidísima de Acostándose con mi ex con anécdotas idiotas para actores sexagenarios, en Día de los enamorados no se buscan ampulosidades ni hacer cine de arte: sólo hace una revisión a las estructuras del romance hollywoodense sin proponer nada más que su minimilización en función de una súper estructura coral con buenos golpes dramáticos y momentos efectivos. Y sin embargo logra muchas veces ser audaz, encantadora y ¿por qué no? Adorable también!
Y conste que no estoy enamorado (más de lo común). Es además el filón que seguramente dará para muchas secuelas. Las esperamos.
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