Ansiedad del Matrimonio
Las razones para contraer matrimonio en esta época son variadas: la mayoría de la gente que persigue esta tradición tiene unos valores basados en las enseñanzas judeo-cristianas. Ha pasado de moda la unión libre (cf. las revistas de los 70s en la que los artistas pregonaban su fe en el amor libre), la crisis económica también no ha permitido la independencia de sus familiares en el renglón habitacional (cf. nuestros bolsillos), y junto con el edadismo, uno de los prejuicios más persistentes por parte de los empleadores es el hecho de que los hombres se encuentren casados (tradúzcase esto que se lee en los clasificados del periódico como asentados y esclavizados a un estilo de vida que no les permita el movimiento constante o la posibilidad de aventurarse laboralmente). Muchas de las parejas heterosexuales actualmente sienten una gran ansiedad respecto a lo que es formalizar su unión como pareja a través de una ceremonia religiosa/civil.
Puede haber varios factores actuales que alimenten esta decisión, entre ellos terror a la soledad en una época paradójica donde cada vez estamos más cerca y más lejos el uno del otro (Internet, sicotrópicos, nuevos enfermadedas, ansiedades posfeministas neomasculinistas al frente y terrores milenaristas). O en el caso de los homosexuales, una necesidad de asimilacionismo de las normas heterosexuales de vida.
Un claro ejemplo del temor que tienen estas parejas que se unen en matrimonio, de perder el control de sus destinos en manos del otro, es la gran cantidad de recién casados que van a tomarse la foto nupcial al Angel de la Independencia, espacio arquitectónico utilizado por militantes panistas, zapatistas y gays por igual: el concepto de la libertad es distinto para todo el mundo. Pero el símbolo se está volviendo el mismo.
La boda de mi mejor bicicleta
Una de las cosas que suelen utilizarse a modo de prejuicio contra los heterosexuales, es el papel que juegan dentro de los roles establecidos en base al género y la orientación sexual. Los valores de nuestra sociedad tienen a imponer el concepto de heterosexuales a cualquier miembro de la sociedad hasta que se demuestre lo contrario. De hecho, la teoría de que la homosexualidad es algo aprendido o adquirido, suele alimentar las esperanzas del cambio. Para la sociedad, el homosexual es un no hombre y un heterosexual caído (de hecho en los cincuenta a las lesbianas se les llamaba mujeres caídas). El machismo también ha impuesto un modelo de secualidad basado en la genitalidad, de ahí el que se desprenda la idea de que todo hombre que juegue el papel de "insertador" de un orificio (intercambiable a voluntad) es un hombre (por lo tanto presumiblemente heterosexual).
No es de extrañar por lo tanto que una de las opciones más interesantes para los chicos bisexuales sea el matrimonio. Los privilegios heterosexuales son difíciles de rechazar y la serie de prejuicios existentes contra los bisexuales por parte de los heterosexuales y los homosexuales, hace que los mismos se replieguen al sector más cómodo.
Bateando de ambos lados (con y sin esposa)
Son pocos los casos de parejas bisexuales que decidan casarse una vez que ambos aceptan sus inclinaciones. Cuando lo hacen es más por factores sociales y económicos que por otras razones. Hay muchos casos de parejas heterosexuales que deciden ingresar a un tercero en su cama. La mayoría de las veces es más común que la persona invitada a esta relación abierta sea una mujer: la creación de redes de comunicación entre parejas swingers es una muestra heterosexualizada de ésto.
Actualmente, una de las corrientes de moda entre las parejas gay de Guadalajara es la instauración del modelo trío: generalmente son parejas bien establecidas y con un rango de edad mínimo de unos 30 años. El invitado al trío no necesariamente es joven, pero la mayoría de las veces lo es. Y aunque existe la posibilidad de contratar los servicios de un prostituto, la mayoría de los terceros en concordia son amigos que llegan incluso hasta vivir juntos. Uno de los invitados más frecuentes a esta relación suelen ser los chicos casados.
Sin embargo, a excepción de "Doña Herlinda y su hijo" (filme mexicano de los 80's dirigido Jaime Humberto Hermosillo), los chicos bisexuales en el clóset y casados no tienen la posibilidad de ser tan abiertos con sus esposas o parejas femeninas, respecto a sus deseos hacia otros hombres. Hay tratos entre la pareja y la mayoría de estos encuentros tienden a manejarse como fantasías sexuales puestas en marcha. En estos tríos bisexuales quien da la cara para conseguir al chavo es el esposo. Sin embargo es ella la que sutilmente suele marcar los límites de la actividad en la cama.
Otro de los modos de sobrevivencia de estos matrimonios es el engaño al cónyuge, que suele darse a través de relaciones homosexuales esporádicas y sin compromiso, o de amasiatos establecidos dependientes completamente de la discreción -formulada como un tipo de esclavitud social.
Truenes
Ya no es raro escuchar la bisexualidad como uno de los motivos de divorcio, ni la queja de un chico homosexual de que su pareja no pude salir con él a varios sitios porque está casado. Muchos de los roles que observamos en los triángulos amorosos de las películas de Hollywood de los 50s suelen llevarse a cabo actualmente con protagonistas bisexuales, dentro y FUERA de las pantallas.
Sin embargo el factor primordial de los truenes entre las parejas, amasiatos y los tríos de gente bisexual es la falta de sinceridad, la educación heterosexista y una incomprensión concordante hacia la bisexualidad fomentada por una sociedad que ve todo de forma binaria (blanco/negro, bueno/malo, hetero/homo).
Nuevas formas de comunicación, la deshabilitación de los prejuicios y -sobre todo- el orgullo en la identidad bisexual pueden ser los factores más importantes que propicien un nuevo entendimiento de la bisexualidad como una forma de sentir afectos válida y satisfactoria.
(Con Pinturas y fotos del maestro Francis Bacon)
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