Un blog independiente por opinión, irreverente y apasionado, realista y soñador,
escrito por Arturo Castelán,
Fundador de Mix México: Festival de Diversidad Sexual en Cine y Video

miércoles, 10 de agosto de 2011

BASTARDOS SIN GLORIA: CAPITÁN AMÉRICA Y DULCE HIJO



En cartelera comercial una, en Cineteca Nacional la otra, pero ambas comparten textos fílmicos cuestionables, estéticas impresionantes y sobre todo la presencia de un actor mitologizable de manera instantánea debido al poder que otorga la pantalla de plata sobre el rostro y el cuerpo de algunos seres humanos.



Fuera de la historia aspiracional elevada a mitología y una trama predecible rodeada de poderosas dosis fantásticas, la estética de Capitán América de Joe Johnston utiliza con descaro las propuestas de la cinematografía europea con filtros dulcísimos que refritean a los fotógrafos de Sokurov (como Aleksandr Burov, que trabaja con filtros mandados a hacer por él) o de Jeunet (Bruno Delbonnel) y se bastardiza con unos azules encimados por allí y por allá para que todo se vea muy moderno (si así se le puede decir a la captura de ese tipo de luz de espadita Star Wars de hace ya casi cuarenta años). A su favor, la presencia enorme y gloriosa del actor Chris Evans quien desde su primera aparición en cine comercial (No es otra tonta película americana, Los cuatro fantásticos) ha permitido glorificar su condición de Beefcake con sentido del humor y esta vez con un extraño pathos y ternura bisexual mal correspondida por sus frígidos compañeros de reparto Hayley Atwell y Sebastian Stan. Una dirección acartonada y tibia que asumo le aterra mal quedar con los seguidores de la tira cómica…



Al que no le aterra quedar mal con los seguidores de Frankenstein es a Kornél Mundruczó, quien para vender su más o menos inquietante telenovela “Dulce Hijo”, le añade a su título original un subtítulo sobre el clásico Frankenstein de Mary Shelley. La historia es la de un hijo perdido que sale de la cárcel para encontrarse con la madre pinche que no lo puede amar, que se involucra en un casting que por mera suerte lo llevará ante su abandonador padre/director mamila, y que acaba matando a una asistente del director para finalmente enamorarse de la criada de su madre, en su camino a la redención –involuntaria- de los crímenes de sus padres. La bastardización no sólo consiste en meterle a saco la historia del nuevo Prometeo que aquí sólo trae la suspensión del filme de su padre para salvar a los espectadores del mundo, sino en retomar la fama del cine rumano –bien ganada con grandes filmes que hemos podido ver en retrospectivas como la que trajo el Festival de Cine de Morelia hace un par de años- para ahora vender cualquier mediocridad. Su único punto a favor es el rostro endemoniadamente abierto, estremecedor y hermoso, como si fuera una herida, del actor Rudolf Frecska, una especie de Falconetti para el siglo XXI sin un Dreyer a su altura.

¿Qué haría el cine sin sus actores? ¿Cuántas carreras directoriales se deben más al talento o al magnetismo que irradian sus intérpretes? Dos filmes curiosos que nos sirven para llegar a buenas respuestas…



CAPITÁN AMÉRICA

COSTO DEL BOLETO: 50.00

PRECIO REAL: 25.00 (y sólo para Chris Evans)



DULCE HIJO

COSTO DEL BOLETO: 40.00

PRECIO REAL: 25.00 (y sólo para Rudolf Frecska)

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