domingo, 14 de noviembre de 2010
LOS NIÑOS ESTÁN BIEN O LA SABIDURÍA DE WILDE APLICADA A LAS “NUEVAS” FAMILIAS
Fue el escritor irlandés, Oscar Wilde, quien escribió este aforismo: “Los viejos todo creen, los adultos todo lo sospechan, pero los jóvenes todo lo saben”; y ceñida a esa máxima, Lisa Cholodenko (cineasta que busca personajes extraordinarios que habrán de enfrentar en su intimidad los resultados de otra máxima wildeana: “puedo resistirlo todo menos la tentación”, como la asistente de edición que se integra en “High Art” al mundo erótico de una fotógrafa enganchada en la heroína o la prometida del novio boludo fascinada de tirarse a su suegra, una productora de rock) nos lleva ahora por el terreno de la comedia de las costumbres, protagonizada ahora por una familia homoparental -el tema del año en nuestra sociedad mexicana.
Este grupo está compuesto por: madre lesbiana doctora impositiva y suspicaz pero frágil, interpretada por una brillante Annette Benning en plan tomboy; Julianne Moore, toda fragilidad y desesperación interna, es una madre bisexual relajada y tolerante buscando un nuevo despertar; Aaron Johnson (el mismísimo Kickass) es chamaco de 16 manipuladito por bully pendejo émulo de Jackass; y Mia Wasikowska, rescatando lo mejor –que es poco- de su personaje de Alicia, como una chamaca de 18 a punto de entrar a la universidad y un poco harta de ser hija modelo), y esta "nueva familia" está a punto de caer en la disfuncionalidad cuando los chicos buscan y encuentran al donador de esperma que les dio vida, Mark hot Ruffalo, un cuate sexy, trabajador, comelón, que descubre cubiertas unas necesidades afectivas que no imaginaba podía sentir. Esta situación enriquece las vidas de los jóvenes pero ponen en jaque la relación amorosa de las adultas, suspicaces de su propia –aparente- felicidad.
A diferencia de otras comedias familiares similares, aquí la sexualidad toma la palabra anecdótica de manera refrescante, anticonvencional y sin importar la corrección política (atributo que ciertamente la llevó a conseguir el premio Teddy a mejor película con temática homosexual en el pasado Festival de Cine de Berlín): dildos dobles en buroes de las mamás que guardan porno gay; dudas sobre la posible homosexualidad del hijo fascinado por un gatote que lo manipula; tolerancia a las calenturas de la amiga fascinada por el donador de esperma; sexo bisexual ardiente; infidelidad culposa.
Cholodenko se muestra en la comedia, como una auténtica heredera de los filmes de Woody Allen –quizá su alumna más aventajada- poniendo la culposa filosofía judía al lado para sustituirla, triunfante, con el humor hedonista y sensual de Wilde. Un triunfo del cine sobre la diversidad sexual.
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Severamente criticable se me hace la manera en que la directora elimina de un plumazo la figura masculina que tanto trabajo le ha costado crear -y tan efectivamente- a lo largo de la película. Por lo demás, existen diálogos incisivos, emociones espontáneas y un film logrado, a excepción de lo que marqué al principio.
ResponderEliminarEduardo Mórlan.