domingo, 14 de noviembre de 2010
CONOCERÁS AL HOMBRE DE TUS SUEÑOS O LA CONDENADA FELICIDAD
Una joven y guapa mujer (Naomi Watts) ya está harta de ser asistente de una galería, de su marido escritor inútil (Josh Brolin) que la quiere embarazada, de su madre divorciada y deprimida (Gema Jones), de la puta que ha escogido su padre (Anthony Hopkins) para casarse de nuevo, y hasta del guapo jefe (Antonio Banderas) que igual la estimula, la excita y la ignora… Entra a escena una cartomanciana a la que considera charlatana, pero que le ofrece apoyo espiritual a su madre y poco a poco irá previendo o dictando el devenir futuro de la familia completa…
De nuevo irrumpe el pensamiento mágico en los filmes del maestro Woody Allen (recordemos “Alice”), quizá el único autor puro del cine americano, mismo que no ha tenido que llevar a cabo concesiones en una carrera constante en la que desde su posición abiertamente judía ha podido cuestionar desde las grandes aportaciones de su comunidad –el psicoanálisis, la gran tradición literaria- una serie de cuestiones generales como la muerte, la pareja, el sexo, la condición de pecado y la neurótica busca de la felicidad.
Summa de filmes anteriores, en “Conocerás al hombre de tu sueño” reaparecen algunos temas de otros filmes suyos, moldeados a esta comedia más “agri” que “dulce”: el malestar de la Watts no es ahora físico como el de “Alice”, pero al igual que sus antecesoras allenianas (la mayoría personificadas por Mia Farrow o Judy Davis), sí cuestiona su zanganismo burgués y, descreída, se acerca a lo desconocido y a los enfrentamientos por ser la primera en cometer adulterio (a lo “Hannah y sus hermanas” o “Maridos y esposas”); su marido tiene el encanto castrado de Michael Caine en “Hannah…” y el descaro cínico y rastrero de los grandes culeros allenianos como los de “Match Point” y “Crímenes y pecados”, sin llegar aquí al asesinato; la puta inocente que acaba metida en los traumas pre-senectud de Anthony Hopkins es una “Poderosa Afrodita” via “Deconstruyendo a Harry” via “Maridos…”; la madre inútil y deprimida pero rica y fácil de complacer en su represión disfrazada de tolerancia, es hija de “Alice” y la madre ida de “Interiores”; por último, el padre putero es “Harry” y las contrapartes de todos los personajes femeninos mencionados, así como la seductora de ascendencia hindú es una mezcla exótica de los personajes entrañables personajes concedidos por Allen a Juliette Lewis o Mariel Hemingway.
Algo hay perdido en la comedia del maestro Allen pues no se puede señalar siempre los mismos defectos en la pareja que ha mostrado en sus obras maestras anteriores sin repetirse un poco –o sin ser saqueado por directores más (como Lisa Cholodenko) o menos talentosos (como Edward Burns o incluso el nacazo de Appatow). Su romanticismo absurdo ahora se instala dirigido a todas las edades (sin la rosa gagá de Marshall, por ejemplo). Lo neoyorquino descansa (aunque Londres, España y París se le han entregado con gran fortuna y como anillo al dedo). Pero algo hay ganado en la suavidad con la que ahora aterriza su pesimismo en nuestros corazones: ya no hay bofetadas como en los finales de “La Rosa Púrpura del Cairo”, “La otra mujer” o “Interiores”, pero ahora a su discurso de ensamble corrosivo, intelectual, austero y muchas veces desternillante, ya no puede responderse más que asintiendo doloridos.
FILME SOCIALISMO O UNA TEORÍA DEL LENGUAJE DEL FUTURO
Hay una enorme diferencia en la utilización de imágenes tomadas en video a través de distintos medios –sean cámaras profesionales a cámaras integradas a celulares- con duraciones específicas si éstas están interesadas en capturar el contenido de una actividad, discusión o acción específica: es el principio del cine como lo establece una frase de Kurosawa: “el cine no es el arte de las imágenes bellas, sino de las imágenes necesarias”.
Y por ello el maestro Jean Luc Godard en su nueva obra FILME SOCIALISMO se dedica bajo ese criterio a registrar, capturar y dar multiformas a los diálogos, música y sonidos que emiten una serie de personas, pèrsonajes y paisajes a través de una estructura experimental por la que igual flotan posibles narrativas que se convierten en documental y viceversa, alrededor de la interrogante sobre la actualidad y pertinencia del lema que define a Francia “Libertad, Igualdad, Fraternidad” y a muchos otros países que emularon sus leyes y códigos como lo es nuestro propio país.
Cero concesiones y abierto a la participación de la audiencia –de hecho, éste filme se puede bajar legalmente de la red-, FILME SOCIALISMO sigue mostrando a Godard como el más grande explorador del cine como lenguaje y que marca derroteros que parece tardarán ser integrados al cine narrativo como lo entendemos, pero que seguramente serán asimilados con una velocidad brutal por los jóvenes navegantes creativos y artistas del lenguaje cibernético: la nueva mente o la próxima revolución audiovisual –parafraseando los conceptos sobre la “nueva carne” de Cronenberg en su obra maestra Videodrome.
No sólo por la pertinencia de su contenido –en esta época del tan cacareado, oneroso, vulgar y cuestionadísimo festejo Bicentenario-, sino por la maestría con la que estas imágenes se aglutinan formando un todo en una especie de multidiálogos platónicos, babélico si se quiere, es que FILME SOCIALISMO es la película del maestro Jean Luc Godard que quizá deban estar obligados a ver los profesores de cine del país, para que puedan explicar/entender así la diferencia entre la concatenación de imágenes que navegan por el YouTube (es decir la lo audiovisual reducido a grado cero) y la construcción de una viñeta visual (cuya procedencia aunque básicamente literaria, ahora, gracias al video se ofrece visceral y sanguínea).
En otras palabras: mostrar la diferencia entre una película de ideas (ejemplo, Patti Smith diagnosticando el estado político occidental a través de la poesía de su música frente a una cámara que la recrea y mitologiza al mismo tiempo) y una película de ocurrencias fácilmente aplastable por críticos y público por igual (“vamos a filmar ácaros”).
LOS NIÑOS ESTÁN BIEN O LA SABIDURÍA DE WILDE APLICADA A LAS “NUEVAS” FAMILIAS
Fue el escritor irlandés, Oscar Wilde, quien escribió este aforismo: “Los viejos todo creen, los adultos todo lo sospechan, pero los jóvenes todo lo saben”; y ceñida a esa máxima, Lisa Cholodenko (cineasta que busca personajes extraordinarios que habrán de enfrentar en su intimidad los resultados de otra máxima wildeana: “puedo resistirlo todo menos la tentación”, como la asistente de edición que se integra en “High Art” al mundo erótico de una fotógrafa enganchada en la heroína o la prometida del novio boludo fascinada de tirarse a su suegra, una productora de rock) nos lleva ahora por el terreno de la comedia de las costumbres, protagonizada ahora por una familia homoparental -el tema del año en nuestra sociedad mexicana.
Este grupo está compuesto por: madre lesbiana doctora impositiva y suspicaz pero frágil, interpretada por una brillante Annette Benning en plan tomboy; Julianne Moore, toda fragilidad y desesperación interna, es una madre bisexual relajada y tolerante buscando un nuevo despertar; Aaron Johnson (el mismísimo Kickass) es chamaco de 16 manipuladito por bully pendejo émulo de Jackass; y Mia Wasikowska, rescatando lo mejor –que es poco- de su personaje de Alicia, como una chamaca de 18 a punto de entrar a la universidad y un poco harta de ser hija modelo), y esta "nueva familia" está a punto de caer en la disfuncionalidad cuando los chicos buscan y encuentran al donador de esperma que les dio vida, Mark hot Ruffalo, un cuate sexy, trabajador, comelón, que descubre cubiertas unas necesidades afectivas que no imaginaba podía sentir. Esta situación enriquece las vidas de los jóvenes pero ponen en jaque la relación amorosa de las adultas, suspicaces de su propia –aparente- felicidad.
A diferencia de otras comedias familiares similares, aquí la sexualidad toma la palabra anecdótica de manera refrescante, anticonvencional y sin importar la corrección política (atributo que ciertamente la llevó a conseguir el premio Teddy a mejor película con temática homosexual en el pasado Festival de Cine de Berlín): dildos dobles en buroes de las mamás que guardan porno gay; dudas sobre la posible homosexualidad del hijo fascinado por un gatote que lo manipula; tolerancia a las calenturas de la amiga fascinada por el donador de esperma; sexo bisexual ardiente; infidelidad culposa.
Cholodenko se muestra en la comedia, como una auténtica heredera de los filmes de Woody Allen –quizá su alumna más aventajada- poniendo la culposa filosofía judía al lado para sustituirla, triunfante, con el humor hedonista y sensual de Wilde. Un triunfo del cine sobre la diversidad sexual.
MATERIA BLANCA O LA REPÚBLICA DE SALÓ
En la nueva película de la soberbia directora francesa Claire Denis (dos obras clave: la homofílica Beau Travail y la caníbal Trouble Every Day) na familia francesa es asediada por el gobierno francés para que abandone esa colonia africana que está a punto de estallar y en la que aparte de un líder escapado que nadie conoce, se encuentra una célula de asesinos infantiles que buscan acabar con el “material blanco” (entiéndase por ello todo aquello que usan y consumen los blancos, así como a los blancos mismos). La matrona del clan –Isabelle non plus ultra Huppert- se niega pues está por cosechar sus plantaciones de café, mismas que le darán dinero y prestigio. Entonces comienza el infierno.
Y ese choque es el pretexto para narrarnos el deterioro de un país, la prostitución de las ideologías, la codicia banal, la traición intrafamiliar vuelta política, la rebeldía tornándose locura sicótica, la corrupción campeando por el país y el alma de sus habitantes, la venganza y hacia el final el sinsentido de la violencia permeando “intrusos” y dueños geográficos de la tierra por igual en un relato inasible como la cámara reptando al aire de Agnes Godard, que se dirige siempre a la yugular simbólica de los personajes y sus locaciones (la nuca de la mujer necia, las heridas de los asesinados, el sexo del adolescente enloquecido), del deterioro del ambiente (una Saló, un lugar africano innombrable con un pueblo en éxodo como las víctimas del narcoterror en nuestro país), o del terror asfixiante en granjas que van borrando sus sitemas de explotación para convertirse en sitios primitivos).
Concuerdo con el famoso crítico Peter Bradshaw: éste es el mejor filme de la Denis desde “Beau Travail” –un filme que encontraba claves sobre la virilidad romántica en sistemas militarizados- y a diferencia de Pasolini, se resiste a la estilización del mal, a nombrar un sistema político y a buscar víctimas inocentes.
Denis hurga en el mal y sus paradojas, en esa pus que corroe a ambos sistemas en pugna y que infectan las relaciones sociales y al interior de una familia “intrusa” de acuerdo al nacionalismo enfermizo, devastado, virulento y asesino de una nación pisoteada y explotada por racismo a niveles espantosos.
Aquí no hay inocencia, ni posibilidades de escape a una masacre más que física, espiritual. Material blanco ella misma, la Denis encuentra su propio Corazón de las Tinieblas y hace suya una hanekiana Hora del lobo. Nunca ha sido más sobrecogedor ver a una mujer con un arma en la mano, como a la Huppert aplastada y vuelta un demonio de tierra, desazón y odio, después de atestiguar el Apocalipsis en la tierra por todos tan temido – y a un paso de todos nosotros.
DEL PERDÓN AL OLVIDO O QUÉ VIVA LA HETEROPARENTALIDAD!
Todd Solondz es uno de los más importantes autores norteamericanos conocidos por sus dramas shocking consentidos en Festivales como el de Sundance y director de Bienvenida a la casa de muñecas o Palíndromas, entre otros filmes. Del perdón al olvido (Life Turing Wartime) no es su primer filme en el que las tomas, los personajes, la fotografía y la actuación estén puestos en espera de esa varita mágica hollywoodense que puede otorgar la felicidad a tres hermanas: una viuda con un hijito adorable que prepara un speech motivacional, una escritora famosa y una maestra solterona que buscan el amor.
Tampoco es el primero en que las situaciones se vuelvan rancias, injustas, intolerables y devastadoramente auténticas: éste un retrato cabrón de humor negro sobre la realidad de la torcida cultura occidental, su sexofobia, la corrupción, la hipocresía y las múltiples formas que toma la misantropía.
Protagonizado por las tres hermanas que aparecieron en uno de sus filmes anteriores –quiza el mejor llamado “Felicidad/ Happiness”- aquí se revela que la hermana viuda en busca del amor con un tipo cursi, horrible y podrido en dinero, le ha mentido a su hijo menor para no explicarle que su padre está en la cárcel por ser violador de niños; la hermana famosa ha dejado de recibir llamadas obscenas por las que ha quedado harta de victimizar a sus acosadores y no pude ser feliz con el sexo que le ofrece Keanu; y la maestrita solterona ahora vive acosada por el fantasma de un ex suicida que le recuerda una de las frases lapidatorias más inolvidables en la historia del cine con la que arrancaba el primer filme, mismas que él le espetaba cuando ella le pedía tiempo para pensar si debía o no casarse con él: “Yo soy champaña y tú estás hecha de mierda”.
Pero lo que desata el infierno al que ya habían echado tierra en este filme no es el desprecio que las hermanas sienten entre sí; no es la salida del padre pederasta que se encuentra a una mujer en un bar (la formidable e icónica Charlotte Rampling) para después asaltarla después de tener sexo y confrontarse con los resentimientos que la sostienen viva en su odio; y tampoco es el encuentro del mismo con el hijo preuniversitario al que en el filme anterior le juró masturbarse antes que violarlo.
La cloaca se levanta de nuevo para herir y asfixiar a todos estos protagonistas engañados por las imágenes de felicidad familiar que les ofrece el sistema y la promesa de felicidad americana, cuando el hijo pequeño se entera del delito y la existencia de su padre y es atemorizado por sus compañeritos quienes les dicen que él se convertirá en homosexual y pederasta (sinónimo para los protagonistas de este filme). Su madre le ofrece poco consuelo y le implanta el chip de la homofobia para defenderse… con terribles consecuencias finales para todos.
Este es filme es un catálogo de parafilias y pesadillas sexuales occidentales que se debordan al poner bajo lupa cualquier tipo de encuentro, ya sea el recibir a una hija de viaje, el tomar un café, una cita amorosa, el desayuno familiar, la cena de presentación del novio: es también la formidable puesta en escena de un director que destaza las relaciones humanas ante nuestros ojos, una especie de gore intelectual o de un falso documental magnificador con el humor oscurísimo de su lado como arma devastadora y reveladora también.
LA MIRADA INVISIBLE O ATENTA Y EN TODO LUGAR
“Atenta y en todo lugar” Eso dice que es “una mirada invisible” la joven maestra protagonista del filme. O al menos eso es lo que pretende….
Desaparecidos y asesinados, manifestaciones afuera, fiestas de mal gusto, crisis económica. Es la Argentina a punto de explotar, en pleno declive militar y con un pueblo con resabios de deformidad fascista.
En “La mirada invisible” de Diego Lerman asistimos a un filme con una puesta en cámara exquisita y académica a rabiar que no escapa a nivel narrativo de una de las deformaciones de este excelente director de actores: la obsesión por el largometraje, a pesar de que las tramas no den más que para buenos cortos.
Un ejemplo de ello lo tenemos en México con la película “El violín” en la que amaneradamente se recurre a las escenas Kiarostami-like (el recorrido en toma abierta de un personaje que cruza la pantalla de un extremo al otro) aletargando una anécdota (que puede durar cinco minutos u ochenta minutos) que es sólo efectiva en un final maravilloso. La pertinencia de que esta historia sea conocida por más público que el que ofrece un corto, es la razón que muchos abanderan para repetir sus historias en largometraje. Pero eso es un problema de distribución ajeno a la realización cinematográfica (por ejemplo, el IMCINE aún conserva la política inútil de producir cortometrajes de diez minutos para que –según ellos, por su duración- puedan insertarse antes de un largometraje, cosa que no han logrado con ninguna distribuidora ni cadena de exhibición por lo que los cortos -cualquiera- siguen siendo vistos por muy poca gente).
Pero volviendo al caso de Lerman, hemos tenido el placer de conocer las dos versiones de un largometraje llamado “Tan de repente”, una historia minimalista y adorable sobre un trío de mujeres que se encuentran con la libertad, el amor y sus dilemas. El cortometraje del que derivó fue visto en el Festival de Escuelas de Cine del Centro de Capacitación Cinematográfica y posteriormente en una excelente curaduría de cortometrajes llamada “Lecciones De Amor”, realizada para el Festival Mix por Claudia Prado (además productora, directora y actual apoyo indómito de los estudiantes de la carrera de cine en el mencionadao CCC): si bien sus personajes eran adorables, no bastaba muchas veces con ello en el largometraje para sostenerlos: muchos se iban disolviendo como los pigmentos en una acuarela con demasiada agua.
Y sucede eso también en una historia estupenda y alegórica sobre los sometidos que se sienten sometedores para acabar recibiendo una lección espantosa que deriva en tragedia como lo es La mirada invisible. O lo que es lo mismo, la historia de una maestra pobre que impone reglas militares y absolutistas a los alumnos que la vuelven loca con su testosterona, por lo que idea un plan para estar más cerca de sus genitales en el baño de hombres –en un cubículo donde orina de placer-, so pretexto de encontrarlos fumando. Cuando el director se entera no sabe que hacer más que enfrentarla con su hipocresía. Ella no lo acepta, él la viola y entonces ella… Mientras Argentina estalla.
Muy bien actuada. Hermosa foto. Lindo arte. Pero sólo para fans del cine académico con estremecimientos eróticos que invocan a “La Pianista” de Haneke basado en Jelinek y a “La primavera de una Solterona”, nomás con guión de Presson Allen. Invocación que sólo le sirve al filme para ser definitivamente aplastado.
Desaparecidos y asesinados, manifestaciones afuera, fiestas de mal gusto, crisis económica. Es la Argentina a punto de explotar, en pleno declive militar y con un pueblo con resabios de deformidad fascista.
En “La mirada invisible” de Diego Lerman asistimos a un filme con una puesta en cámara exquisita y académica a rabiar que no escapa a nivel narrativo de una de las deformaciones de este excelente director de actores: la obsesión por el largometraje, a pesar de que las tramas no den más que para buenos cortos.
Un ejemplo de ello lo tenemos en México con la película “El violín” en la que amaneradamente se recurre a las escenas Kiarostami-like (el recorrido en toma abierta de un personaje que cruza la pantalla de un extremo al otro) aletargando una anécdota (que puede durar cinco minutos u ochenta minutos) que es sólo efectiva en un final maravilloso. La pertinencia de que esta historia sea conocida por más público que el que ofrece un corto, es la razón que muchos abanderan para repetir sus historias en largometraje. Pero eso es un problema de distribución ajeno a la realización cinematográfica (por ejemplo, el IMCINE aún conserva la política inútil de producir cortometrajes de diez minutos para que –según ellos, por su duración- puedan insertarse antes de un largometraje, cosa que no han logrado con ninguna distribuidora ni cadena de exhibición por lo que los cortos -cualquiera- siguen siendo vistos por muy poca gente).
Pero volviendo al caso de Lerman, hemos tenido el placer de conocer las dos versiones de un largometraje llamado “Tan de repente”, una historia minimalista y adorable sobre un trío de mujeres que se encuentran con la libertad, el amor y sus dilemas. El cortometraje del que derivó fue visto en el Festival de Escuelas de Cine del Centro de Capacitación Cinematográfica y posteriormente en una excelente curaduría de cortometrajes llamada “Lecciones De Amor”, realizada para el Festival Mix por Claudia Prado (además productora, directora y actual apoyo indómito de los estudiantes de la carrera de cine en el mencionadao CCC): si bien sus personajes eran adorables, no bastaba muchas veces con ello en el largometraje para sostenerlos: muchos se iban disolviendo como los pigmentos en una acuarela con demasiada agua.
Y sucede eso también en una historia estupenda y alegórica sobre los sometidos que se sienten sometedores para acabar recibiendo una lección espantosa que deriva en tragedia como lo es La mirada invisible. O lo que es lo mismo, la historia de una maestra pobre que impone reglas militares y absolutistas a los alumnos que la vuelven loca con su testosterona, por lo que idea un plan para estar más cerca de sus genitales en el baño de hombres –en un cubículo donde orina de placer-, so pretexto de encontrarlos fumando. Cuando el director se entera no sabe que hacer más que enfrentarla con su hipocresía. Ella no lo acepta, él la viola y entonces ella… Mientras Argentina estalla.
Muy bien actuada. Hermosa foto. Lindo arte. Pero sólo para fans del cine académico con estremecimientos eróticos que invocan a “La Pianista” de Haneke basado en Jelinek y a “La primavera de una Solterona”, nomás con guión de Presson Allen. Invocación que sólo le sirve al filme para ser definitivamente aplastado.
LA LEYENDA DEL TÍO BOONME O EL QUE RECUERDA SUS VIDAS PASADAS
Un hombre espera la muerte en su casa de campo de noches y días húmedos, ardientes, vastos de ruido de la naturaleza salvaje siempre viva, a veces protectora a veces ominosa. Está en compañía de su familiares, los recuerdos, la mitología erótica de un hombre encarnado en un pez que visita la entrepierna de su amada y la presencia de sus muertos confusos, evasivos, herméticos, como la fé de un monje al que le da miedo bañarse y dormir en su monasterio...
Enmarcada por sus distribuidores por el título literario de “La leyenda del Tío Boonme” el filme del tailandés Apichatpong Werasetakul “El tío Boonme que recuerda sus vidas pasadas” se desborda de sus anécdotas mínimas y apenas subrayadas para ofrecernos un filme hermético, un filme oriental más emparentado con los de Hou Hsiao Hsien o los de Tsai Ming Lian en cuanto a formas y descubrimientos estéticos, evitando los efluvios sublimes del primero o las neurosis románticas del segundo.
Si bien juega con la estética de las apariciones, ya sea con personajes que intervienen apareciendo y desvaneciéndose de escena, o con otros que han reencarnado en formas animales, su trato con el más allá está marcado por diálogos aparentemente sencillos, pero que son en realidad parecidas a las pláticas socráticas, con las que los occidentales podríamos identificarnos.
Cuando no es así, el mito se desborda enfebrecido, romántico y devastadoramente hermoso para contar otra historia de transfiguraciones místicas y eróticas, proviniendo de y derivando a escenas de una puesta en escena y cámara tan austeras como ciertos personajes que rodean la magia del dejarse ir, del paso que lleva a la muerte, aunque el espacio de la muerte nunca se llegue a conocer, ni siquiera a través de los diálogos establecidos con personajes del más allá.
Elusiva e iluminada como sus filmes anteriores que cambiaban el sentido de un romance homosexual a través de la mitología como en su filme anterior Tropical Malady; exploración de lazos familiares aquí llevados del reino de los vivos al recuerdo y de vuelta al más allá como en su película anerior Syndromes and a Century; o sensualista, gozosa e inesperada como su otro filme Blissfully Yours (ambos filmes vistos gracias al difunto FICCO), “La leyenda del tío Boonme” es quizá la propuesta más difícil para cualquier espectador pero en palabras claves del director, quizá deban entenderse así:
“Mis películas son prolongación de mis recuerdos… Intento capturar lo que he experimentado…Me fascina el misterio… la simplicidad de las historias tradicionales…que son tan simples que son como conceptos”.
Enmarcada por sus distribuidores por el título literario de “La leyenda del Tío Boonme” el filme del tailandés Apichatpong Werasetakul “El tío Boonme que recuerda sus vidas pasadas” se desborda de sus anécdotas mínimas y apenas subrayadas para ofrecernos un filme hermético, un filme oriental más emparentado con los de Hou Hsiao Hsien o los de Tsai Ming Lian en cuanto a formas y descubrimientos estéticos, evitando los efluvios sublimes del primero o las neurosis románticas del segundo.
Si bien juega con la estética de las apariciones, ya sea con personajes que intervienen apareciendo y desvaneciéndose de escena, o con otros que han reencarnado en formas animales, su trato con el más allá está marcado por diálogos aparentemente sencillos, pero que son en realidad parecidas a las pláticas socráticas, con las que los occidentales podríamos identificarnos.
Cuando no es así, el mito se desborda enfebrecido, romántico y devastadoramente hermoso para contar otra historia de transfiguraciones místicas y eróticas, proviniendo de y derivando a escenas de una puesta en escena y cámara tan austeras como ciertos personajes que rodean la magia del dejarse ir, del paso que lleva a la muerte, aunque el espacio de la muerte nunca se llegue a conocer, ni siquiera a través de los diálogos establecidos con personajes del más allá.
Elusiva e iluminada como sus filmes anteriores que cambiaban el sentido de un romance homosexual a través de la mitología como en su filme anterior Tropical Malady; exploración de lazos familiares aquí llevados del reino de los vivos al recuerdo y de vuelta al más allá como en su película anerior Syndromes and a Century; o sensualista, gozosa e inesperada como su otro filme Blissfully Yours (ambos filmes vistos gracias al difunto FICCO), “La leyenda del tío Boonme” es quizá la propuesta más difícil para cualquier espectador pero en palabras claves del director, quizá deban entenderse así:
“Mis películas son prolongación de mis recuerdos… Intento capturar lo que he experimentado…Me fascina el misterio… la simplicidad de las historias tradicionales…que son tan simples que son como conceptos”.
SUBMARINO O LA MASCULINIDAD DEVASTADA
Dos de los filmes de la Muestra 52 de la Cineteca arrancan de un modo aterrador: con la muerte de los niños. Lars von Trier inicia su Anticristo con la visión de un osito de peluche volcándose de un golpazo contra la nieve después de seguir a su dueño, un niño que apenas empieza a caminar y que cae por la ventana mientras sus padres hacen el amor de una manera gloriosa. En Submarino de Thomas Vintenberg un bebé es bautizado bajo las sábanas por sus hermanitos, quienes hacen frente a la indiferencia fatídica de su madre alcohólica, robando víveres del súper para alimentarlo, todo antes de descubrirlo muerto en la cuna.
Ésta no es la única similitud de Trier con Vintenberg: juntos con otros tres directores formaron hace poco más de una década el movimiento llamado Dogma, una serie de regalas que abofetearon en su momento al mundo del cine, abyecto en su superficialidad, su efectismo y su buen gusto, olvidando al relato, la actuación y algunos otros ingredientes de la “pureza” del cuento cinematográfico.
La otra es que ambos son un par de daneses moralistas feroces y sus historias son críticas viscerales y cabronas sobre la sociedad primermundista en la que les tocó vivir. Los monstruos de Vintenberg son conocidos en México por tres filmes: Festen- La Celebración, en la cual el incesto es descubierto en una cena familiar de clase altísima rodeado de inmundicias tales como el racismo, la violencia intrafamiliar y la misoginia; en It´s all about love, la gente muere aquejada de un mal misterioso y sus cadáveres en las calles son una basura más en el camino de un hombre que ve a la mujer amada convertida en cientos de clones a los que no sabe cómo juzgar para dejarlos vivos o no; y en Dear Wendy (con guión de Trier) la presencia de una pistola en una escuela hace estallar a la América bárbara.
Cineasta del capitalismo deformador y de las víctimas incapaces de condicionarse en algo menos que humanos –como los que los rodean sin entenderlos-, Vintenberg nos ofrece en Submarino, con una fotografía en mano soberbia y a través de unos colores deslavados por las lágrimas que no vemos de los protagonistas, una historia desgarradora sobre los vínculos familiares imposibles, personajes masculinos sometidos tanto a la negación del afecto, como a la soledad que nos hace solidarios con los seres más abominables y a la necesidad de embrutecer al dolor –en este caso a través de las drogas-, misma que no deja espacio para devolver el amor más puro, aquel que nace y renace esperando ser entendido, esperando salvar. Un retrato devastador e importante en nuestro México devorado por la depresión, la droga y el machismo: no estamos tan lejos, no somos tan distintos.
Ésta no es la única similitud de Trier con Vintenberg: juntos con otros tres directores formaron hace poco más de una década el movimiento llamado Dogma, una serie de regalas que abofetearon en su momento al mundo del cine, abyecto en su superficialidad, su efectismo y su buen gusto, olvidando al relato, la actuación y algunos otros ingredientes de la “pureza” del cuento cinematográfico.
La otra es que ambos son un par de daneses moralistas feroces y sus historias son críticas viscerales y cabronas sobre la sociedad primermundista en la que les tocó vivir. Los monstruos de Vintenberg son conocidos en México por tres filmes: Festen- La Celebración, en la cual el incesto es descubierto en una cena familiar de clase altísima rodeado de inmundicias tales como el racismo, la violencia intrafamiliar y la misoginia; en It´s all about love, la gente muere aquejada de un mal misterioso y sus cadáveres en las calles son una basura más en el camino de un hombre que ve a la mujer amada convertida en cientos de clones a los que no sabe cómo juzgar para dejarlos vivos o no; y en Dear Wendy (con guión de Trier) la presencia de una pistola en una escuela hace estallar a la América bárbara.
Cineasta del capitalismo deformador y de las víctimas incapaces de condicionarse en algo menos que humanos –como los que los rodean sin entenderlos-, Vintenberg nos ofrece en Submarino, con una fotografía en mano soberbia y a través de unos colores deslavados por las lágrimas que no vemos de los protagonistas, una historia desgarradora sobre los vínculos familiares imposibles, personajes masculinos sometidos tanto a la negación del afecto, como a la soledad que nos hace solidarios con los seres más abominables y a la necesidad de embrutecer al dolor –en este caso a través de las drogas-, misma que no deja espacio para devolver el amor más puro, aquel que nace y renace esperando ser entendido, esperando salvar. Un retrato devastador e importante en nuestro México devorado por la depresión, la droga y el machismo: no estamos tan lejos, no somos tan distintos.
sábado, 6 de noviembre de 2010
UNA CAMPAÑA DE MIX MÉXICO apoyada por Pfizer: POSTALES EN ACCIÓN- LA PIEL AJENA
Estas son algunas fotos de nuestra campaña preventiva contra el VIH que llamamos LA PIEL AJENA, del proyecto POSTALES EN ACCIÓN de Mix México: Festival de Diversidad Sexual en Cine y Video.
En la foto (arriba) Daniel Sisniega y Jorge Luis Moreno. Fotografías: Alejandro Cantú.
En la foto (arriba): Fernando Arroyo y Daniel Sisniega . Idea original: Arturo Castelán, basada en su guión homónimo.
En la foto (arriba): Daniel Sisniega. Arte: Patricio Escandón.
En la foto (arriba): Jorge Chávez. Maquillaje: Rodolfo Menchaca.
En la foto (arriba): Fernando Arroyo.
En la foto (arriba): Carlos Fájer.
En la foto (arriba): Jorge Luis Moreno
En la foto (arriba): Todos.
En la foto (arriba): Daniel Sisniega y Fernando Arroyo.
En la foto (arriba): Fernando Arroyo y Daniel Sisniega.
En la foto (arriba): Daniel Sisniega y Jorge Luis Moreno.
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