Un blog independiente por opinión, irreverente y apasionado, realista y soñador,
escrito por Arturo Castelán,
Fundador de Mix México: Festival de Diversidad Sexual en Cine y Video

miércoles, 27 de octubre de 2010

CATHERINE DENEUVE EN TETU


ANTICRISTO O LOS DUELOS MAGNÍFICOS



En el nuevo filme de Lars von Trier, eterno provocador y resucitador del cine con su movimiento Dogma (en conjunto con Vintenberg, de quien veremos otro filme en esta deliciosa y nutritiva Muestra), se explora de manera exacerbada y extra-limitada, lo que se conoce como una teoría pagana de la sexualidad en la que lo apolíneo es representado por el hombre, la civilización y su constante lucha con lo dionísico, representado por el caos y el hedonismo. Sólo que como basamento, se encuentra absorbiéndolo y aplastándolo todo, lo daemonico –lo mágico, lo oscuro, lo hermético, la mujer…

“Ya nadie analiza los sueños. Freud pasó de moda”… le espeta Charlotte Gainsbourg (enorme actriz) a su marido en el filme, Willen Dafoe (volviendo a las grandes ligas de actuación). Pero en Anticristo, es una pesadilla real (la muerte de un hijo) la que desemboca en otra más perturbadora que borra lo onírico de lo sicológico terapeútico y los tabúes ente esposos, paciente y médico: entre civilización y naturaleza, entre sicótico e iluminado.



Sí, von Trier en este filme se muestra más bergmaniano que nunca aún cuando este filme lo dedica a la memoria del ruso maestro Andrei Tarkovski y el final lo acerque igual a obras herméticas que a filmes gore de terror: la madre del vástago muerto entra durante nsu periodo de dualeo, en una crisis depresiva horrorífica de pánico, de la que su marido sicólogo intenta rescatarla a través de una terapia que la hace fundirse con la imagen que más teme: la naturaleza y que termina por desnudarla maléfica, al confrontarla con sus manías enfermas convertidas ahora en recuerdo. Y con ese disparador, es que ella acaba desbordándose para convertirse en una planta carnívora que convertirá a su marido en Mártir del Calvario o en Judas quizá, acompañado de una santísima trinidad apocalípticas representada por un cuervo, un zorro y un venado.



Estamos ante una de las obras más complejas que convierte de manera salvaje tanto a las “Escenas de un Matrimonio” bergmaniano en un retrato torturado como a la “Persona” en que los personajes acababan por convertirse el uno en el otro, en un proceso vampírico que aquí se materializa gore, una vez desaparecidas las huellas de la civilización. Las clasificaciones de víctima son imposibles de añadir a los personajes con certeza. El sexo gráfico compite con la más pornográfica violencia y los más angélicos planos de muerte infantil.



Tan devastador como sorprendente, hermoso y repugnante a la vez, duelo de actuaciones desmedido, estudio sobre la misoginia, representación retorcida de un duelo, perturbadora adoración a la mujer, complicada relectura bíblica, este filme se convierte un verdadero modelo de armar a la hora de las interpretaciones que uno puede esbozar –igual cósmicas o mitológicas, que feministas o misóginas y todo lo que existe en media.

ATMÓSFERA O LO EVANESCENTE


Los personajes son un solo trazo que poco a poco van diferenciándose del blanco y negro a través de un gesto o un movimiento. Dos de ellos son hombres, morenos, que al principio parecen ser el mismo pero que luego se dividen: uno es acariciado por la cámara mientras se ejercita en un acto de vanidad similar al Gigoló y al Psicópata Americanos ambos (Schrader y Harron respectivamente); al otro, lo aprieta un pantalón rojo que sólo le permite moverse a través de una patineta. La mujer –una especie de Aeon Flux tropicalizada y más hermosa- logra estar completa en el cuadro moviéndose al ras del piso, donde está colocada la cámara para ella, tan incómoda como estilizadamente. La situación que les aplasta es guiada por una voz que a través de micrófonos nos indica la aparente gravedad de una situación que impide ser tocados por el sol. La conclusión será la rebeldía, la libertad, la desnudez, la confusión de cuerpos en el mar, en reverberación al tema de la canción francesa que emite Mona Bell con su voz poderosa.

Con ello, con estos pequeños minutos y guión de autoría de la joven promesa Ulises Pérez Mancilla –quizá su gran colaborador en la narrativa y aquel que le baja de su romanticismo exacerbado para traerlo al suelo de la corrupción infantil (como en su cortometraje Linternita, desbaratado para su emisión televisiva en una campaña del gobierno contra la corrupción) y que ahora le muestra imposible el resguardo del cuerpo y su sensualidad ante los mandatos y el poder de la naturaleza (algo en oposición a la extraordinaria Rabioso sol, rabioso cielo)-, Atmósfera, el nuevo cortometraje de Julián Hernández, aparece como un cierre a sus medios y largometrajes de largo título y duraciones extremas y al porno antierótico para rescatar las funciones míticas del relato sin subrayarlo, optar por el efluvio sensual en vez de la neurosis romántica, necear con la figura femenina irrelevante -pero que ahora sí transmite belleza-, no ceder ante el anecdotismo del guión clásico, y quizá dirigirse a la sustancia del personaje –algo que quizá no acaba de cuajar ante el enigma que plantea este triángulo de personajes que parece algo caprichosa, hermosa e inexplicada.

Realizada de una manera económica y apurada (forma parte de un concurso de cortometrajes que –inexplicablemente- se deben realizar en 24 horas), el manejo de cámara de Hernández con fotografía del maestro Alejandro Cantú, sigue sin dejar duda de que es el realizador mexicano que mejor sabe utilizarla. Maestro del blanco y negro, en los efectos de post-producción de “Atmósfera” es que aparece su lucha constante con el color -mismo que se encuentra en su mejor estado cuando dialoga con el cine oriental, como en “El cielo dividido” o “Vago rumor de mares en zozobra”. Pues a veces es uno poroso como piedra musgosa –a lo “Rabioso…”- o un estallido a pincelazos que nos remite a los efectos visuales de los ochenta –como en los primeros minutos de este filme. Pero aquí en "Atmósfera", el triunfo llega al final con esos colores más cercanos a Sorolla que a los documentales de los surferos californianos. El beso del sol sobre la piel de los actores, es también un beso de adiós a las intentonas y un beso de bienvenida a la serenidad formal. Ahora debe buscar la consecución de una magnífica narrativa –a la que se está acercando como he comentado en renglones anteriores- que se encuentre a la altura de su propuesta visual (laureada en el extranjero y ninguneada aquí para vergüenza de nuestro país, pero inolvidable y apasionante para sus múltiples fans y detractores).

SOMEWHERE O LA ESTÉTICA DE LA SOLEDAD AMERICANA



¿Cuánto hay de un padre en su hija? ¿Cuánta transparencia puede ofrecer un artista respecto a su vida? ¿En que lugar del corazón se sitúa y cómo logra expresarse? Estás son tres de las cuestiones ,evidentemente biográficas, esbozadas en el cuarto largometraje de Sofía Coppola, una de las grandes estetas del cine actual enclavada en el posmodernismo, capaz de crear un renacimiento de culto a cineastas olvidados como Antonioni (cosa que hizo cuando estrenó “Perdidos en Tokio”).



En las imágenes de sus filmes abrevan los mejores pintores y fotógrafos americanos o que han hecho paisajismo de su país y en “Somewhere”, los homenajes a Hockney, a Mark, a Hopper –y a Hooper, claro- nos imbuye en una nostalgia y una melancolía difíciles de sacudir. Esto es obra de Harris Savides, su fotógrafo de cabecera y maestro de la imagen americana, quien es para Coppola lo que Gordon Willis fue para su padre en su cinta icónica “El Padrino”: un artífice del Sofia Coppola look, mismo que baña incluso la obra de artistas de la lente como Paul Jasmin, a quien ella misma le prologó su famoso libro “Lost Angeles”.



En estos ambientes pictóricos angelinos sólo habita y deambula la desesperación de seres anclados al materialismo que infecta sus decisiones: el personaje principal –protagonizado por un cada vez más hermoso Stephen Dorff- es un actor famosísimo en proceso de divorcio que vive en el Chateau Marmont, estragándose con alcohol, sexo, medicamentos, table dancers, mensajes terribles de su ex y reclamos de amantes a las que no recuerda. El Guitar Hero, el helado italiano y la belleza creciente de su hija (Elle Fanning) es lo único que le permite salir a veces de su marasmo y su dolor, habitable e imposible de musitar.



Pero “Somewhere” es también un filme elusivo y elegante como los que acostumbra ofrecernos la directora: aquí la frase que no escuchamos en el elevador de Perdidos en Tokio es cubierta por el sonido ensordecedor de un helicóptero a punto de despegar y arrancada tras un reclamo que se sabe insatisfecho desde antes de musitarlo.



Doloroso y pesimista, “Somewhere” es el retrato estoico de un amor imposible, que contrastado a la idea que Francis Ford Coppola tenía sobre la infancia de su hija (vease el capítulo “Un mundo sin Zoe” en el filme tríptico “Historias de Nuva York”) nos revela aunado a una secuencia devastadora, la terrible búsqueda de un desapego imposible. Así como “Perdidos en Tokio” era un comentario amargo de la Coppola respecto a su matrimonio fallido con Spike Jonze, “Somewhere” es también un ajuste de cuentas con un padre herido y ciego ante el amor incondicional de su hija.

COPIA FIEL O EL ARTE DE LA IMPOSIBILIDAD DE AMAR



Muchas de las historias de Kiarostami tienen como figura principal a una mujer observada a través de una cámara que sostiene la toma por largas secuencias llevándonos como Bergman al mapa de su rostro, el que a veces hermético, logra quizá en algunos momentos confirmar o desmentir lo que dicen sus labios. Esa es otra característica del director: la presencia del discurso, la búsqueda de un interlocutor válido que igual permita que una niña obtenga el globo blanco que le obsesiona hasta el agobio, o que le cuestione su rol como mujer en una cultura machista, o que igual la incite a un juego descorazonador de fantasías y espejos a lo Robe-Grillet, a lo Resnais.



Porque como bien lo comenta su protagonista masculino en el discurso del principio de “Copia fiel”: la copia es importante y quizá aún más hermosa e importante “pues termina por llevarte al original mismo”. Y es aquí donde arranca el dualismo con que está construido este filme sencillo y sublime, un dualismo simbólico, dividido, difícil pero espléndidamente complementario, antagonista la mayoría de las veces y convertido al final en un juego de representaciones donde nuestra percepción como espectadores forma parte activa.

Un escritor teórico del arte y la posmodernidad que no confía tanto en su obra, sino que la aborda para convencerse a sí mismo. Una anticuaria que parece entender que este es el hombre de su vida a partir de lo que ha leído de él, lo que le dice y lo que proyecta para entender el sinsentido de la separación amorosa. Decenas de parejas alrededor, bodas, novias neuróticas, discursos estéticos, matronas repletas de sentido común, secretos y mentiras, aclaraciones desengañadas.



“Lo importante no es el objeto en sí, sino la percepción de su público” comentan los protagonistas sobre la obra de Jasper Johns o de Warhol, pero también es la base de este filme extraordinario que puede ser tanto un traslado de texto semiótico sobre el copismo en el arte a la imposibilidad de sostener el discurso artístico en la vida cotidiana, como un retrato de la desesperación femenina que se desbarata verborrágica a lo Cassavettes, o también una comedia sofisticada, romántica y cruel como el Summertime de Lean, o una historia de desencuentro a lo Sophia Coppola, todo ello alrededor de una fantástica Juliette Binoche que sigue trabajando al interior de su talento como si aún estuviera personificando a esa evanescente madre titiritera de El Globo Rojo de Hou Hsiao Hsien, a la viuda renaciente del Azul de Kieslowski, a la palomilla asustada de La Insoportable Levedad del Ser, a la espléndida Ackermaniana de Un Romance en París, o a la portadora de secretos de El Paciente Inglés, enriqueciéndolas robusta y rotunda con su prodiga alma de actriz, artista y fou estraordinaria!

domingo, 17 de octubre de 2010

LA MISMA ADORACIÓN Y GLORIA: Fotos de Gerardo Cedillo que fungen como un preludio al cortometraje...



Estas fotos son un preludio de LA MISMA ADORACIÓN Y GLORIA. La idea de unas palomas lesbianas y asesinas ya me perseguía pero aún no lograba cuajar. Mientras tanto hacíamos pruebas para un proyecto de postales sobre prevención de VIH para Pfizer. En el equipo estaban fotografiando Gerardo Cedillo (cuajando libertad, sugerencias, e instrucciones); Escandón se hacía cargo del diseño de arte y nos daba idea; yo ponía las escenas -de hecho una noche antes escribí personajes, texto que ese día sirvió para nada pero que acabaría derivando en LA MISMA ADORACIÓN...-; maquillando estaba el maestrazo Rodolfo Menchaca; testigo y dueño de la súper casa fue Eric Morales; en manos de Jorge Luis, está un libro que adoro de Paul Jasmin; la ropa interior de Jorge Luis Moreno y de Luis Romano fueron obsequio de Antonio Rivera, de Cartoon Wear/ Zuppo.



Estas imágenes también dieron lugar a otras que haría Celadón Escandón para la tercera campaña de POSTALES EN ACCIÓN para Pfizer. Pronto las posteo. Pero luego generarían la posterior idea de casting para LA MISMA ADORACIÓN Y GLORIA. Nunca antes habían visto la luz.



Con Jorge Luis Moreno ya había trabajado muchas veces en producción y en EL CORAZÓN INVADIDO como actor, conmigo en dirección. Desde nuestro primer trabajo juntos, agradezco su seguridad en sus propias ideas, en su cuerpo, en sus movimientos, y -claro- la libertad que eso le permite como actor y que cada día le abre más y más pasos en el cine. Y también le agradezco que siempre se convierta en una especie de plastilina -pensante e independiente- en mis manos, pero sobre todo que me otorgue la confianza para llevarlo por situaciones que desconoce y que yo acostumbro a encontrar cada vez más oscuras. Para mi, muchas veces es una escultura que cobra vida con el paso del cine, el tiempo, la luz y el movimiento de la cámara: realmente es como un sol de ojos azules sobre el que los demás giramos, un actor estrella/director a lo Paul Newman.



A Luis Romano -quien siempre, de broma, se queja de que sólo hablo de Jorge Luis- lo amoldó como director el señor Escandón (desde su corto Philia) logrando romper sus prejuicios respecto a su cuerpo, su identidad y su sensualidad. Meses después, no dudó en aceptar mi propuesta a pesar de que se la hice en crudo y realmente pensando que no iba a aceptar. Después de esa primera reunión, no hubo más dudas y simplemente se entregó a mis instrucciones. Desde esta sesión de fotos, incluso, en que le convencí a ponerse un slip transparente.



Escandón, después de nuestro trabajo en las Postales en Acción- se hizo cargo de la fotografía del proyecto y la idea de LA MISMA ADORACIÓN Y GLORIA surgió de la sinopsis que leí de un cuento de Patricia Highsmith publicado en el libro UNA AFICIÓN PELIGROSA que en su momento no pude comprar -primero por su precio y luego porque meses después ya no lo conseguí. También de varias anécdotas de conocidos, unos videos que tomé, y por supuesto, muchas pelis como VENECIA ROJO SHOCKING, LOS PÁJAROS, el YouTube, los videoclips y muchas otras más -entre ellas LAS AMARGAS LÁGRIMAS DE PETRA VON KANT, cuya adaptación llevo escribiendo hace años y cuya idea principal conoce el maestro Ayala Blanco, quien el otro día me preguntó por ella, cuestión que me llena de vergüenza por haberla guardado en el baúl de los textos que debo retrabajar, pero en fin... Al fotógrafo Gerardo Cedillo, le invité a participar en CERRO DE LA CRUZ, pero no pudo y espero ver otro de sus proyectos en el que nos otorgue más de su talento.



Algún día hablaré sobre la producción de este corto en específico, pero mientras van aquí las fotos: el cine es como el amor: siempre encuentra su modo.



Y ahora agradezco que mi cortometraje, mi persona y una curaduría del Festival Mix sean invitados por Daniela Michel y Joaquín Rodríguez (quien participó en la selección- para que ofrezcamos una función especial -muy sexy, muy atrevida y disparatada- en el Festival Internacional de Cine de Morelia de este 2010: ALGUNAS OBSESIONES ERÓTICAS (Gay Boys and Toys). Chequen www.moreliafilmfest.com

sábado, 16 de octubre de 2010

REVOLUCIÓN E INFIERNOS

Sobre Revolución, el concepto: Antes que nada habría que felicitar a Canana por aventarse –para variar- un filme difícil por varias cuestiones. Se equivoca completamente quien piense que es un éxito seguro el unir a una joven camada de directores mexicanos para hablar desde su punto de vista sobre la idea de la revolución en esta época de homenajes babeantes, descerebrados, incultos y onerosos de Bicentenario.



La primera razón es que pocos cinéfilos los conocen de nombre: una cosa es la implantación forzada de la teoría del cine de autor en las escuelas de cine de este país y otra que lo logren o que el público se la crea. Muchos de los directores aún carecen de rúbricas artísticas: el hecho de que (en el caso de los menos famosos) los pocos trabajos que han realizado se encuentren llenos de tics no quiere decir que tengan lo que ellos mismos llaman “estilo”, pues con la pena, el estilo es algo que detectan los demás –críticos y cinéfilos-, no algo que se adquiera o que se pueda generar conscientemente. Y por ello es que la audiencia sigue educada a buscar actores, géneros y temas, pero muy rara vez el oficio de algún director cuyas características hayan quedado tatuadas en el intelecto de la gente.

La segunda es que el tipo de películas conformada por cortometrajes, es un “género” difícil de vender porque siempre hay una disparidad de resultados que deja insatisfecho de algún u otro modo a la gente y el “boca en boca” sólo señala pocas piezas de manera favorable.

Aún así Canana se ha aventado y ha hecho de este filme un marco para tres obras maestras, otros cinco sobresalientes y las demás son cortos que no funcionarían solos y se benefician del conjunto temático. Van las maestras:



“La Bienvenida” del joven maestro Fernando Eimbcke (en la foto), es una lírica de lo que no ocurre, de los olvidados de siempre, del esfuerzo inútil y de la tolerancia que aún aguanta un límite más; “Éste es mi reino” de Carlos Reygadas es una relectura a la “Mécánica Nacional” de Luis Alcoriza, disfrazada de registro documental realizado por seis fotógrafos sobre la mexicanidad feroz, angustiante, irritante, criminal y oscura: un círculo infernal; y “La tienda de Raya” de Mariana Chenillo (de quien deteste abiertamente “Seis días sin Nora”) subraya no sólo la discriminación de género y la seducción como arma femenina para lograr algo, sino también las fallas de una economía capitalista enferma que se disfraza de feminismo para arrojar a las mujeres a las mismas jornadas laborales de explotación jodida de sus compañeros –nuestro país.



Y las que sobresalen: “El cura Nicolás colgado” de ese gran director Amat Escalante, proviene del “Nazarín” buñueliano sólo que con un protagónico poco carismático, una situación perturbadora y un final sorpresivo que juega con el sentido de la “temporalidad” quizá fallidamente en cuanto a su resolución narrativa, pero de manera poderosa en cuanto a su comentario social; “Lucio” de Gael García Bernal arremete contra la situación de los niños como presos de conciencia religiosa, resbalando hacia el vacío en un final hermético; algo similar ocurre con el final de “30/30” de Rodrigo Plá, aunque sus personajes son más contundentes pero más arquetípicos; en el caso del corto de trazo grueso “Lindo y querido” de Patricia Riggen, se confunden las mujeres “entronas” por las mujeres “quejumbres” o al menos la interpretación del par de protagónicas se encuentra en esa clave chillona y risible para la gente acostumbrada a ver los personajes femeninos mexicanos como un constructor misógino de “chillonas chistosas y suertudas”; y “Pacífico” de Diego Luna sólo confirma el buen trabajo del realizador con sus actores –algo demostrado de una mejor manera en su entrañable “Abel”.

ALGUNAS OBSESIONES ERÓTICAS…(Gay Boys and Toys)


MIX México ha tenido el honor de ser invitado por Daniela Michel y Joaquín Rodríguez para que ofrezcamos una función especial -muy sexy, muy atrevida y disparatada- en el Festival Internacional de Cine de Morelia: ALGUNAS OBSESIONES ERÓTICAS (Gay Boys and Toys). Chequen www.moreliafilmfest.com


Los filmes que integran la selección de yours truly, Mix México: Festival de Diversidad Sexual en Cine y Video son:


SUCKER (EUA) de Peter Pizzi. Aunque es el mejor en la ciudad, él sólo busca un poco de afecto.



LA MISMA ADORACIÓN Y GLORIA (México, 2009) de Arturo Castelán. Condenadas también por el fin del amor, un par de palomas atestiguan el deterioro de una pareja gay y su erotismo menguante.



EL SANTO CONTRA EL DESEO DE LA CARNE DEL CIRCUITO EXTERIOR! (México, 2008) de Víctor Jaramillo. Nuestro héroe del pancracio como siempre lo quisimos ver –en un admirable y divertidísimo trabajo de found footage!



DEPILACIÓN EN CERA PARA EL CULO (“ASSWAX”, EUA, 2004) de David Burns. Dos cámaras revelan el sufrimiento de un joven cliente que depila su trasero mientras el depilador le explica que la belleza y el sufrimiento van de la mano en este retrato delicioso sobre la obsesión corporal.



VAPOR (STEAM, EUA, 2009) de Eldar Rapaport. En un cuarto de vapor sin puerta dos hombres llegarán a una devastadora revelación.



FRÁGILES ESPECIES (WEAK SPECIES, EUA, 2009) de Dan Faltz. Dos jovenes empiezan a gravitar peligrosamente hacia el sexo y la violencia. Basado en textos del maestro Dennis Cooper.



Ahí nos vemos!!!

miércoles, 6 de octubre de 2010

AÑO BISIESTO Y LA NARRATIVA DEL CINE COMO RELOJERÍA FINA



El retrato de una soledad femenina, triste y enclaustrada, que echa vapor masoquista a todo lo que da. Esa podría ser una sinopsis.

Quien quiera ver Año bisiesto, la película mexicana y primera del australiano Michael Rowe, como un filme sicologista de personajes se equivoca: su narración podría estar disfrazada como tal, y evidentemente es un asidero para templarse ante la exposición de actos sexuales de un par de personajes con fisiologías que no forman parte de la estereotipia de la estética erótica mexicana enganchados en prácticas tan poco visualizadas como el sadomasoquismo doméstico alejado de la juguetería sofisticada disponible en las sex shops.

Pero si revisamos los personajes encontramos que el masculino es el más completo y el que mejor describe los mecanismos de un machismo más cosmético y preformativo que entrañado culturalmente. Y que el femenino juega a ser una esfinge a través de prácticas promiscuas –más cercanas a las de los personajes gay del maestro Dennis Cooper, que a las aberraciones de la heterosexualidad femenina de la concitadora de infiernos Elfride Jelineck. Ahí se podría empezar a cuestionar ciertas inconsistencias, como deudas a Brooks o a Oshima y cierta sensación de arranque tardío con escenas que sin embargo van dando consistencia sin anegarse nunca en lo gratuito, pero el argumento de este filme sobre la temática de la miseria sexual mexicana es literatura cinematográfica pura, lista para movernos el piso con una sencillez rotunda y admirable.



El guión de Año bisiesto es un relojito de trascendencia que a través de la acumulación de anécdotas sosegadas, termina por construir el sentimiento de la ternura en un delicadísimo equilibrio concebido antes sólo por directores con una carrera larga.

Así como Sade planeaba llegar al cielo a través de la abyección, la anécdota y la dirección de Rowe logra un remate consistente –trascendente diría Schrader- que cala en el espectador con algo muy cercano a lo satisfactorio y lo placentero, pero igual de desconcertante y agobiante que el filme en su conjunto.



Ambos actores –Mónica del Carmen y Gustavo Sánchez Parra- nos llevan con su trabajo en un tour de force realmente inesperado en cuanto a su concentración, sostenimiento y fuerza, calidad que pone en vergüenza y aprietos a la mayoría de los seudo-actores actuales y les pone un nuevo reto. Al igual que la realización a nivel guión y realización de este filme, insólito en la mediocridad patente de la casi toda la producción nacional

COMER, REZAR Y OCHO DESGRACIAS DE HOLLYWOOD TERMINADAS EN “AR”



1. Tolerar. Esta es la segunda película que tolero este año sólo por la presencia de James Franco. La primera fue “Camille”, una exaltación barata a la estupidez que se fingía excéntrica, y ésta, “Comer, rezar y amar” es una exaltación carísima a la estupidez que se finge trascendente de Ryan Murphy, cine/tv-director (y productor televisivo de Nip/Tuck y Glee) a quien ya le habíamos visto una poquito más interesante “Running with scissors”. Dudo que el señor Franco me agradezca lo que yo agradezco su presencia como salvavidas de películas hundidas, y porque sé que cuando lo conozca hablaremos de las películas interesantes en las que ha participado como Milk, Beat, Spiderman, Piña Express, Sonny y otras que incluso él ha dirigido.

2. Estupidizar. Pero en fin, volviendo al filme de Murphy me parece que pertenece a una nueva corriente de filmes en la que aparecen mujeres mayores de edad, exitosas en su negocios, a pesar de expresarse a través de diálogos imbéciles, odio a sus cuerpos y sexualidades, problemas orgásmicos y fascinación por hombres más estúpidos que ellas –con lagrimales de llave del baño- con los que acaban conformándose una vez que creen haber logrado liberarse de trabas intelectuales/sensibles tan idiotas que parecen capaces de retrasar el movimiento feminista por siglos.

3. Padrotear. Esta corriente de filmes a la que podríamos llamarle “Ola de la Vieja Pendeja” está aterradoramente firmada por mujeres en su guión, novela fuente o en la dirección. No me ayudes, comadre. La “obra” de Nancy Myers es un ejemplo de eso llevando a cuestionarnos la inteligencia de las portentosas actrices que se han puesto en sus manos (Diane Keaton, Helen Hunt, Meryl Streep) pero partiendo de que son un éxito en taquilla –cosa que discutiremos en un momento- creemos que a veces estas actrices sacrifican un poco de IQ para poder llevar dinero a sus cuentas. No voy a señalar otras directoras o productoras de Hollywood pero muchas han caído o coqueteado con esta vertiente.



4. Chafear. Pero el caso del director Ryan Murphy al insertarse con esta película en esta corriente es casi increíble partiendo de que sus programas televisivos son unas exitosísimas como ácidas incursiones a los sueños del americano sometido por la cirugía plástica, el bullying, la sexualidad polimorfa pervertida por la sexofobia gringa y el New Age inculcado y cada vez más poderosos debido –entre otras cosas- a los escándalos en que se encuentran varias religiones. Pareciera que para acercarse al cine de Hollywood, debió desprenderse de su inteligencia para entrar a los parámetros impuestos por los productores de este naciente siglo XX que utiliza y manipula a sus espectadores en espectáculos escapistas fatalmente taquilleros.

5. Bastardear. Productos de la publicidad, proxenetas minimizadores de filosofías y movimientos sociales que han hecho avanzar la humanidad hacia este siglo XX, estos filmes cosechan sus taquillas bastardeando la inteligencia y la conciencia de sus espectadores.

6. Desnivelar. Por eso es que ahora la televisión se ha vuelto un espectáculo inteligente con directores de primera, mientras que la pantalla de plata hollywoodense se infesta y se infecta de bodrios realizados con fórmulas resueltas en mesas de millonarios que desconocen la condición de arte del espectáculo fílmico.



7. Ignorar. Ojalá las actrices de Hollywood tomen el ejemplo de actrices como Kate Winslet a la que nunca encontraremos en estos bodrios, pues ha sabido capitalizar su éxito de “Titanic” –cuyo personaje, aún escrito de manera tan superficial, era infinitamente mejor que cualquier secuencia de la “Ola” aquí mencionada. O el de Maggie Gyllenhall que acepta hacer una película que entretenga a sus hijos (que fue nada menos que Batman de Nolan! Esas son madres interesadas en el IQ de su progenie). Y que a la Roberts ya no le tomen el pelo, deje de leer bestsellers idiotas y se ponga a leer a Jane Austen, Djuna Barnes, Edith Wharton, las dos Marguerites, Julia Kristeva y a Camille Paglia, por lo menos –o que le pida su ayuda literaria a Sharon Stone, fan de Huxley, Octavio Paz e Isherwood.

8. Mamar. Dejar de hacerlo: la ignorancia –y la avaricia- están out.