
La edición deja fuera una serie de situaciones que brevemente se apuntan pero que no se desarrollan, como lo es la relación incestuosa entre los dos hermanos menores (Alan Chávez y Paulina Gaytán), pero admite, cuan largos son, a un par de homenajes oscuros a filmes mexicanos más o menos recientes: la escena de Daniel Giménez Cacho en que parodia al personaje que embalsama vampiros –y ahora caníbales- en “Cronos” de Guillermo del Toro; y la secuencia de ligue entre Francisco Barreiro y Miguel Ángel Hoppe, en la cual, el personaje de éste último sigue ligando con hombres problemáticos, como si aún estuviera en “El cielo dividido” de Julián Hernández. Además a un par de personajes –los policías- que andan en otro tono y con una obviedad narrativa/ actoral pasmante.

Pero los puntos altísimos de este filme se encuentran quizá en compartir el universo ripsteiniano jodidista, misántropo, culero, viscoso para dar continuidad/ elaborar metáforas del México actual, subvirtiendo con fortuna las fábulas imbéciles de todas las comedias subvencionadas por el 226 que pretenden ver México como un multifamiliar venido a más en la Condesa con personajes piojos resucitados. De ahí supongo su fervorosa respuesta en Francia y el respeto inmediato que el director ha recibido en este su país por una parte de la crítica y una parte de los festivales. El otro se encuentra en las interpretaciones de la familia, que vienen de "El castillo de la Pureza" a "Principio y fin". Carmen Beato no hurta, continúa con su papel de "La vida Inmune" de Ramón Cervantes (otro de los más terribles olvidos del Ariel), quizá añadiendo el marasmo y la pesadumbre de Rita Macedo en “El Castillo”; Barreiro está soberbio a lo Anthony Perkins; la Gaitán logra su primera gran interpretación –mutilada- y si decide seleccionar mejor sus papeles, con ese rostro podría ser nuestra Beatrice Dalle; la gran pérdida que ha dejado en nuestro cine la muerte del joven Alan Chávez está aquí también.
Habiendo errores de edición en cuanto a los tiempos narrativos –evitables con otro tipo de montaje-, me pregunto cuánto interviene la escuela en el montaje de un filme que es parte de la carrera -dónde debería hacerlo, en qué momento… Y qué hace el éxito y los premios durante la festivaleada para mejorar un filme, o los futuros productos del realizador. La respuesta la tendremos asistiendo a este filme –cinta de culto inmediato- que tiene para nosotros unos momentos de sordidez bastante bien conseguidos, unos personajes interesantes que revisitar en esta nueva encarnación elaborada por sus actores con muchas ganas y, claro está, siguiendo la carrera de este importante nuevo creador.
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